Consultor en desarrollo y minería sostenible, Manuel Aguilar Villalobos, manifestó también la “total viabilidad” de la plena y pacífica convivencia entre las actividades agrícola y minera, a cortas distancias, inclusive.
RCR, 11 de junio. La zona de Tía María (distrito de Cocachacra, provincia de Islay, región Arequipa) sí es factible, científicamente hablando, para generar una actividad y explotación minera sostenible con responsabilidad social y sin afectar su entorno y medio ambiente, afirmó el consultor en desarrollo y minería sostenible, Manuel Aguilar Villalobos.
“Sí, fácil. Hay varios elementos naturales, en Tía María. He leído últimamente en la prensa que muchos se oponen, porque el polvo de Tía María va a contaminar los campos agrícolas. Eso no es correcto. El polvo significa que la actividad de Tía María más cercana al valle del Tambo sería la operación de La Tapada, que está a 3 000 metros, y a aproximadamente a 242 metros de altura, sobre el valle del Tambo”, subrayó.
Señaló que en La Tapada , la presión barométrica es de 241 kilos pascales menor.
“Y cuando las partículas vengan de La Tapada, ellas se van a dispersar a donde haya menos presión barométrica. Y el viento de La Tapada hacia el Valle del Tambo, en la rosa del viento horario, es solamente de 72 segundos por cada hora, Después, cambia la dirección del viento… En mi opinión de análisis aerodinámico de dispersión de las partículas, no se van a sedimentar e en el Valle deel Tambo. Eso sí lo puedo demostrar”, detalló.
Tía María es un proyecto minero que pretende procesar óxidos de cobre de los yacimientos La Tapada y Tía María, ambos ubicados en el desierto de La Joya. El punto más próximo del proyecto al valle del río Tambo se encuentra a una distancia de 2.5 kilómetros, en el distrito de Cocachacra, provincia de Islay, región Arequipa.
En declaraciones a Red de Comunicación Regional (RCR), Aguilar Villalobos manifestó también la “total viabilidad” de la plena y pacífica convivencia entre las actividades agrícola y minera, a cortas distancias, inclusive.
“¿Qué significa cortas distancias? Menos de 1 500 metros, por las condiciones que yo observo en muchas zonas alto andinas donde he hecho estudios de investigación. Inclusive podemos ver a menos de 1 000 metros puede haber agricultura, minería y poblaciones. Y si alguien tiene duda, es fácil dispersarla. ¿Cómo? Que venga la academia. Intervengamos en un monitoreo participativo, de tal manera que todos sepamos qué hacer y conozcamos los resultados. Para que así no haya ese mensaje obstructivo, y sin ninguna justificación, que siempre se escucha”, puntualizó.
El magister en Ingeniería Mecánica de la Universidad Estatal Wayne (Estados Unidos) indicó igualmente que la inversión en general, y minera en particular, es atractiva no solamente por el beneficio de la rentabilidad económica, sino fundamentalmente por la rentabilidad social.
Advirtió además sobre la existencia de publicaciones científicas independientes, y libres de conflictos de intereses, que han investigado libremente sobre los potenciales impactos ambientales como los beneficios de la explotación minera.
Perú posee ventaja geográfica para la minería “a tajo abierto”
En ese sentido, el investigador destacó la ventaja geográfica que tiene el Perú en poseer la altitud y frecuencia de los Andes para el desarrollo de una minería “a tajo abierto”.
“Porque cuando hablamos de una minería a tajo abierto, el primer cuerpo receptor va a ser el aire. Y por el viento, se va a desplazar. Pero cuando encuentra la altitud de los andes, que también tiene vegetación y otros obstáculos, muchas de estas cosas, que pueden incluir metales pesados, tiene que subir toda la superficie y la altitud de los andes y se quedan ahí. Por ejemplo, si tenemos una minería que produce concentrado de minerales, a mil metros de la actividad productiva sólo llega el 4 % de dichos minerales”, especificó.
Agregó que otro de los beneficios naturales que tiene el Perú es la existencia del pasto nativo, el ichu, una planta que crece a ras del suelo y que absorbe los minerales pesados empleados por la actividad minera, y evita la extensión a sus respectivos entornos.
“Como quiera que la actividad minera es una propiedad privada, a veces no se puede ingresar a hacer los estudios. Pero en los pasivos mineros sí se ha tenido acceso. Y se ha identificado, química y físicamente, cuál es su caracterización. Y después de ocho años de probar diferentes fórmulas para hacer un compost que permita crecer plantas, se hizo el estudio para ver si esto valió la pena. Y hablamos de que se puede recuperar (el área afectada). Y lo fundamental es tener una fórmula adecuada para la planta (el ichu) de la zona donde está el pasivo o relave minero”, apuntó.
Resaltó que el ichu es extraordinario para reducir la dispersión de los metales pesados, más allá de donde se originan. “Hablamos que el ichu, en el caso del arsénico, puede reducirlo hasta 68 %. Y si la fuente está a mil metros de la actividad, va a llegar muy poco”, anotó.
Uso del canon minero para reducir altos niveles de mortalidad por contaminación domiciliaria
En otro momento, Aguilar propuso utilizar parte de los recursos del canon minero para reducir “de manera directa y verificable” los altos niveles de mortalidad prematura por contaminación domiciliaria de las madres y familias de las comunidades rurales, causada por la absorción del humo de combustibles sólidos como, por ejemplo, la leña que utilizan para su uso diario.
“En muestras biológica de las madres que usan combustibles sólidos como la leña, cada vez que preparan sus alimentos para sus familias se exponen a ese humo. Y el humo de la leña, toxicológicamente es lo más cercano al del cigarrillo. Y los niveles contaminación en sangre y orina de las madres era equivalente al de aquellas personas que fuman más de 160 cigarrillos por día… Cuando hablamos de mortalidad prematura, en el caso del Perú estamos hablando de la muerte de 6 400 personas que anualmente mueren, a consecuencia de la contaminación domiciliaria por el tipo de combustible que usan para preparar sus alimentos”, aseveró.
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