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PERÚ PUEDE CONTRIBUIR A ALCANZAR UN CONSENSO SOBRE EL TRATADO GLOBAL DE LA ONU QUE PRETENDE FRENAR LA CONTAMINACIÓN POR PLÁSTICOS

●     La quinta y última ronda de negociaciones (INC-5) se celebrará en Corea del Sur del 25 de noviembre al 1 de diciembre.

●     Cada año se vierten en los océanos más de 10 millones de toneladas de plástico, por lo que en 2050 puede haber más plástico que peces.

●     Si adoptan plenamente medidas de economía circular, el tratado podría reducir la contaminación por plásticos en un 80% para 2040.

Desde noviembre de 2022, los Estados miembros de la ONU han estado debatiendo un Tratado Global legalmente vinculante sobre la contaminación por plásticos, un hito crucial que tiene el potencial de definir la trayectoria de esta crisis ambiental para las próximas generaciones y de ser un momento histórico, como el mayor acuerdo verde del mundo desde el Acuerdo de París.

Según un estudio de WWF, cada año se vierten en los océanos más de 10 millones de toneladas de plástico, lo que equivale a más de 300 kilos de residuos por segundo. Si no se toman medidas ahora, en 2050 los océanos podrían tener más plástico que peces.

En Perú, aunque ha habido esfuerzos por parte de las autoridades, como la Hoja de Ruta Nacional de la Economía Circular impulsada por el Ministerio del Ambiente (Minam), campañas como «Menos Plástico, Más Vida» o la aprobación de leyes contra el uso de plásticos y tecnopor, el volumen de residuos plásticos generados sigue siendo alto. En Perú se generan alrededor de 1,2 millones de toneladas de residuos plásticos al año, según Oceana. De este total, sólo el 10% se recicla y la mayor parte de los residuos acaba en el mar. El Tratado Global es importante para solucionar este problema, ya que garantiza normas internacionales que cubren todo el ciclo del plástico, desde el diseño hasta después de su uso.

Hasta ahora, las acciones y compromisos firmados por las empresas de forma voluntaria han resultado ineficaces para atajar la contaminación por plásticos, pues sólo alcanzan a una parte del mercado. Para frenarla de verdad, se necesitan normas mundiales jurídicamente vinculantes, es decir, obligatorias para todos los firmantes, que desencadenen un cambio sistémico en relación con el plástico.

En este sentido, el tratado pretende proponer una perspectiva integral, abordando el ciclo de vida completo del plástico, desde el diseño de los plásticos hasta su producción y post-utilización. Con la vista puesta en una economía circular, en 2040 será posible reducir en un 80% el volumen anual de contaminación plástica que llega a los océanos, recortar un 25% las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con el plástico, generar un ahorro de 200 mil millones de dólares al año y crear un saldo neto de 700 mil nuevos puestos de trabajo, según la Fundación Ellen MacArthur.

Este enfoque no sólo es la forma más eficaz de combatir la contaminación por plásticos, sino que también ofrece los mejores resultados económicos, de empleo y climáticos. Por eso es urgente que el Tratado Global contra la contaminación por plásticos se finalice este año.

Las primeras sesiones de negociación y lo que se espera del INC-5

Por primera vez, en marzo de 2022, la UNEA (Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) adoptó un mandato de negociación para un nuevo acuerdo medioambiental multilateral jurídicamente vinculante. Al cabo de ocho meses, en noviembre de 2022, se celebró la primera sesión de negociación (INC-1), en la que se establecieron la organización de las negociaciones y los objetivos generales del acuerdo. A partir de entonces, se pudo observar el avance de los debates y el desarrollo del texto del Tratado, principalmente en relación con las disposiciones sobre diseño de productos, reutilización y sistemas de rellenado.

Algunos puntos, sin embargo, siguen pendientes de acuerdo en el INC-5, prevista como última sesión de negociación. Estos son:

–       Directrices para armonizar el diseño de los productos plásticos, de modo que eviten el uso de plástico virgen y polímeros plásticos primarios;

–       Movilización de recursos financieros para la aplicación del Tratado;

–       Criterios para identificar los productos de plástico problemáticos y las sustancias químicas nocivas;

–       Responsabilidad ampliada del productor;

Según Luisa Santiago, directora ejecutiva para América Latina de la Fundación Ellen MacArthur, “desde el inicio de las negociaciones, Perú ha jugado un papel de liderazgo, proponiendo medidas ambiciosas que realmente pueden ayudar a frenar la contaminación por plástico. Esperamos que en esta ronda final de negociaciones el país apoye estas medidas y colabore con el resto de países para demostrar que es posible alcanzar un consenso y firmar un tratado legalmente vinculante”.

El tratado mundial sobre los plásticos, al servicio de las MIPYMES

Un tratado mundial jurídicamente vinculante implicará nuevas normas y la necesidad de adaptarse a una nueva -y necesaria- realidad. Al mismo tiempo, es crucial garantizar que el Tratado genere beneficios globales y promueva una transición justa, especialmente para las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) que forman parte de la cadena del plástico.

Responsables del 70% de las oportunidades de empleo en todo el mundo, las MIPYMES desempeñan un papel crucial en las economías nacionales. Un nuevo estudio de la Fundación Ellen MacArthur, que investigó las ventajas de los modelos empresariales alineados con la economía circular, mostró que las micro, pequeñas y medianas empresas que ya participan en soluciones circulares reconocen que las normas mundiales pueden reforzar sus modelos empresariales y mejorar el acceso al capital. De las empresas encuestadas, el 63% veía positivamente el Tratado Global, mientras que el 37% se mostraba neutral y ninguna tenía una opinión negativa.

“Para que el Tratado cumpla su función, es importante que tenga en cuenta a todos los actores del sistema, incluidas las microempresas y las pequeñas empresas que comercian con productos plásticos y también los recicladores, que ya desempeñan un papel fundamental en la reinserción del plástico en la cadena de producción. Lo que vemos es que una economía circular para los plásticos es positiva para todos. Mientras que los modelos de negocio circulares hacen que las empresas destaquen en el mercado, la propuesta de hacer circular productos y materiales a su mayor valor, como en los sistemas de reutilización, favorece a los recicladores, que pueden insertarse en cadenas mejor remuneradas y con mejores condiciones de trabajo”, afirma Santiago.