Fuente : Agencia Andina
El papa denunció hoy, en referencia a la guerra en Ucrania por la invasión de Rusia, que «la Humanidad se ve amenazada por un perverso abuso del poder» que está condenando «a personas indefensas a una violencia brutal».
Así lo expresó en un mensaje con motivo de las Terceras Jornadas Sociales Católicas Europeas, organizado por la Conferencia Episcopal Europea estos días en Bratislava y en el que se iba a abordar el fin de la pandemia, aunque será la guerra la que se convertirá en la protagonista del debate.
«La tragedia de la guerra que está teniendo lugar en el corazón de Europa nos deja atónitos. Nunca pensamos que volveríamos a ver tales escenas, que recuerdan a las grandes guerras del siglo pasado», señaló Francisco.
«El desgarrador grito de ayuda de nuestros hermanos y hermanas ucranianos urge como comunidad de creyentes no sólo a una reflexión seria, sino para llorar con ellos y hacer algo por ellos», dijo, antes de añadir: «La sangre y las lágrimas de los niños, el sufrimiento de las mujeres y los hombres que defienden su tierra o huyen de la de las bombas sacuden nuestra conciencia».
El pontífice denunció que «una vez más, la Humanidad se ve amenazada por un perverso abuso del poder y por los intereses creados, condenando a personas indefensas a toda forma de violencia brutal».
Agradeció la ayuda de la Iglesia, que se ha ocupado de socorrer a los ucranianos «garantizando ayuda material, refugio y hospitalidad».
Y les instó a seguir rezando «para que quienes tienen el destino de las naciones no dejen ninguna piedra sin mover para detener la guerra y abrir un diálogo constructivo para poner fin a la inmensa tragedia humanitaria que está provocando».
Francisco destacó que hoy más que nunca «es urgente revisar el estilo y la eficacia del hacer política frente a los cambios que estamos presenciando a nivel internacional».
La guerra, que «deja al mundo peor» y es «un fracaso de la política y de la Humanidad, una entrega vergonzosa a las fuerzas del mal», añadió Francisco, que apuntó que «la casa europea, nacida para garantizar la paz tras las guerras mundiales, tiene un papel primordial».
El pontífice también abordó los profundos problemas causados por la pandemia y llamó a poner en práctica con valentía lo que dijo uno de los grandes padres fundadores de la Comunidad Europea, el italiano Alcide De Gasperi, cuando habló del «bien común de nuestras patrias europeas».
Y urgió a transformar «los muros que quedan en Europa para que se convierten en puertas de acceso a su patrimonio de historia, fe, arte y cultura, a promover el diálogo y la amistad social, para que crezca la convivencia humana basada en la fraternidad».