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PADRES Y MAESTROS ENFRENTARÁN DESAFÍOS SOCIALES Y EMOCIONALES DE LOS NIÑOS CON EL RETORNO A CLASES PRESENCIALES

Fuente : Ministerio de Salud 

Si los signos de alarma como el llanto constante, el aislamiento y la conducta desafiante no desaparecen en tres meses, será necesaria la intervención de un psicólogo o psiquiatra.

Después de casi dos años de encierro por la COVID-19, los niños y adolescentes retornarán a las aulas de manera presencial, lo que significa varios desafíos para los padres y maestros, desde el nivel de aprendizaje hasta su estado emocional y social, advirtieron especialistas del Hospital Víctor Larco herrera (HVLH) del Ministerio de Salud (Minsa).

La médica psiquiatra del HVLH, Jullissa Castro, señaló que los niños y adolescentes han perdido en muchos casos las habilidades blandas, que es lo que les permite sociabilizar con el resto de sus compañeros.

“Los padres, maestros y el personal psicopedagógico deberán estar atentos a las señales de alarma que puedan presentar los menores, tales como el llanto constante, el aislamiento social, la dificultad de trabajar en grupo, las conductas desafiantes, la hiperreactividad emocional, el miedo extremo, problemas en la atención y concentración, los trastornos del sueño, quejas somáticas como dolores de cabeza y de estómago constante, entre otros”, destacó.

Castro resaltó que asumirán el reto de socialización en esta nueva normalidad. “Seguimos en pandemia, por lo que será más difícil el acercamiento socioemocional con las restricciones que deben mantenerse como el uso de la mascarilla y el distanciamiento físico que dificulta la correcta lectura del lenguaje gestual y el contacto físico de la comunicación no verbal”, indicó.

Las escuelas tendrán que adaptarse a estudiantes digitalizados, los profesores tendrán que tener una mayor paciencia, creatividad y escucha activa hacia los alumnos, así como las clases deberán ser más dinámicas, integradoras, colaborativas con los alumnos y ya no las antiguas clases magistrales en las que el alumno era pasivo.

“Las herramientas que ayudarán serán el trabajo en equipo, con un enfoque del aprendizaje más crítico y usando tecnología para favorecer a una adecuada adaptación escolar, así como los programas de aprendizaje socioemocional impartidos por los psicólogos educacionales”, expresó la especialista.

Jullissa Castro agregó: “El colegio les permite desarrollar y perfeccionar la empatía, la tolerancia, paciencia, la comunicación asertiva, la capacidad de escucha, de negociar, disculparse y un sinfín de habilidades que les servirán en el futuro”.

En ese sentido, instó a las familias a que se comuniquen con muestras de afecto, apoyo constante y una rutina predecible en la vida del niño, lo cual le asegurará mayor autocontrol, autoestima y reducirá los niveles de ansiedad e incertidumbre.

El rol familiar será la piedra angular en el soporte del estudiante y los síntomas de alarma son muy probable que aparezcan al iniciar las clases y se desvanezcan a los tres meses como máximo, que es el periodo de adaptación. “Sin embargo, si la intensidad, la duración y el impacto sobre las notas y la socialización es de moderado a alto, deberán buscar ayuda profesional (psicólogo y/o psiquiatra) lo más antes posible”, agregó Castro.