Al igual como el lobo feroz se disfrazaba como la abuelita para atacar a Caperucita, en los tiempos en que nos ha tocado vivir, los marxistas ya no recurren necesariamente a los fusiles para alcanzar el poder, ahora usan el sistema democrático al cual acceden regularmente para luego destruirlo por dentro.

No están lejanos los casos de Ortega en Nicaragua y de Evo Morales en Bolivia, para dar un par de ejemplos, los cuales a no dudarlo estuvieron inspirados en el pensamiento de Antonio Gramsci, el filósofo y sociólogo italiano, que aún a los 85 años de su deceso sigue teniendo vigencia, nos guste o no.

Recuerden que usualmente ante hechos de connotación histórica, las acciones fueron precedidas de pensamiento o doctrina, así lo hubo en nuestra emancipación en que antes del actuar de nuestros heroicos guerreros estuvieron los llamados “precursores”.

El pensamiento de Antonio Gramsci se puede resumir en una sola frase de su autoría, bastante conocida por cierto, pero que repetiremos para que no se olvide y no se crea que algunas situaciones que ocurren son fruto del azar. La frase en cuestión reza así: “La única forma que tenemos para hacernos al poder como comunistas, no es lo que hizo Marx. Nosotros debemos infiltrarnos dentro de la sociedad, infiltrarnos dentro de la iglesia, infiltrarnos dentro de la comunidad educativa, lentamente e ir transformando y ridiculizando las tradiciones que se han sostenido históricamente, a fin de ir destruyéndolas y formulando la sociedad que nosotros queremos”.

Ése pensamiento ha sido el acicate para lo que se vive en varios países, en que si bien estuvieron en el camino del éxito económico y de la reducción de la pobreza, no aceleraron los mismos esfuerzos para la solución de la problemática social, con lo cual las personas que por no esforzarse para  ascender en la escala social y en la económica, su desilusión, fastidio y resentimiento, al igual que su dinámica, la pusieron al servicio de la actividad comunista, sea a conciencia o dejándose simplemente llevar por los predicadores del error.

Es fácil poder observar como los del pelaje rojo se infiltraron dentro de la sociedad, especialmente en el sistema educativo, en que profesores mal pagados y erráticamente formados, se convirtieron en los maestros de nuestros descendientes y facilitaron el caos, no solamente en la escuela pública y la privada, sino también en las sedes universitarias.  Las iglesias también fueron involucradas en el pensamiento marxista y ni que decir de agrupaciones sindicales y gremios profesionales.

Una vez en el poder van sustituyendo a los funcionarios públicos, desde las altas esferas hasta las de menos poder gubernamental, para asumir totalmente la conducción de nuestros países, someter a los demócratas y hacer trizas del sistema sustentado en la economía social de mercado, que nos puso en el camino correcto.

Como vemos, hubo el pensamiento y ahora estamos frente a la acción. Estamos advertidos.