En 1996, PetroPerú deja el control de los campos petroleros en sus fases de exploración y explotación y se define su privatización para ser operada por empresas nacionales y extranjeras. El proceso de privatización de la empresa estatal empieza en 1992 desarmando todos sus activos de mayor valor y de generación de riqueza, como la Refinería La Pampilla, su flota de transporte marítimo TRANSOCEAMICA, los grifos y estaciones de servicio y la planta de gas licuado de petróleo Solgas (PetroPerú, Memoria Anual 1996). La producción de petróleo crudo en 1996 con la participación de 15 lotes petroleros a nivel nacional sumaron los 44 millones de barriles, de los cuales el petróleo extraído desde el subsuelo de Loreto representaba el 65 por ciento, recurso transportado por el Oleoducto Nor Peruano (ONP) que entró en fase de operación el 24 de mayo de 1977, diseñado para transportar hasta 200 mil barriles diarios hasta la estación de Bayovar.
Al finalizar 2020, la producción de petróleo a nivel nacional contabilizó 14 millones 522 mil barriles, y el año anterior (2019) la actividad de la industria petrolera sumó un esfuerzo de 19 millones 339 mil barriles. Desde su privatización de los campos petroleros, la producción de este recurso disminuyo en 58 por ciento (tomando como referencia el 2019) a nivel nacional, y el aporte de Loreto cayó de 65 por ciento en 1996 a 30 por ciento en 2019.
Respecto a los estados financieros al IV trimestre de 2020, PetroPerú alcanzó una pérdida de us$67 millones 552 mil, representando la mitad del resultado alcanzado en el primer trimestre y 34 por ciento al resultado en negativo del segundo trimestre. Los efectos cambiarios, precio del crudo hacia abajo y la pandemia, agravaron el problema financiero de la empresa en el 2020. Los activos en propiedad, plantas y equipos suman us$5 mil 832 millones, siendo la propiedad más importante y de mayor valor, la nueva refinería de Talara (NRT) con una inversión al 31 de diciembre de 2020 de us$ 4 mil 983 millones, cuya infraestructura se encuentra prevista para ingresar a operaciones en este 2021, al mostrar un avance integral en la ejecución de la obra en 92.7 por ciento.
al finalizar diciembre 2020. El ONP también es considerado un activo estratégico, cuyo costo de operación y mantenimiento resulta oneroso en un entorno de baja productividad en Loreto al estar en actividad tan solo el Lote 95. Si la NRT es esencial para mejorar la participación en el mercado nacional (en producción y en calidad del producto al procesar menos azufre en sus derivados- 50ppm), por qué no se constituyó un paquete de inversiones que incluya la modernización del oleoducto (ONP) y la refinería de Iquitos (con una antigüedad de equipos de 38 años, y con una concentración de azufre de 1,000 ppm), cuya planta de producción de refino de petróleo actual es de 12 mil barriles diarios, con un aporte del 5.5 por ciento a nivel nacional (incluido Talara y la Pampilla). Con un ONP viejo y picado (con sus efectos ambientales y protestas sociales en las comunidades nativas) y unas importantes reservas (y recursos) de petróleo en el subsuelo, la pérdida potencial en los resultados netos de la empresa PetroPerú se vuelve una realidad, ya que sin el petróleo de Loreto, la NRT no sería rentable bajo ningún punto de vista. De igual modo, la postergación en la modernización de la planta de refino de Iquitos, podría conllevar, en el tiempo, a una dependencia total (de las refinerías de Talara y de La Pampilla) de los derivados de petróleo en los departamentos de Loreto, Ucayali y San Martín, generándose un alza generalizada del costo de vida, toda vez que ya no se contaría con los beneficios tributarios contemplados en la ley de promoción de inversión en la amazonia, y los problemas en el diseño logístico que implica desplazar mercaderías y productos hacia la Loreto y al interior.