Decía el escritor y ex futbolista Jorge Valdano en su libro Cuentos de Fútbol que el balompié era (y es) un vendedor de ilusiones, dicha la frase en el mejor sentido posible. Es eso lo que significa que el Ministerio de Salud (Minsa) aprobará el protocolo sanitario de la Federación Peruana de Fútbol (FPF) para permitir un aforo de 20% en los partidos que dispute la selección en condición de local, en el marco de las Eliminatorias para el Mundial Qatar 2022; la vuelta de una de las ilusiones más simples: ver un partido de fútbol.
Por primera vez luego de más de año y medio el espectador peruano podrá volver a maravillarse en persona de los toques y gambetas del conjunto incaico, ver uno de los últimos partidos con la bicolor de Paolo Guerrero, volver a gritar un gol en el coloso nacional y sobre todo soñar aún más con la posibilidad de poder remontar una eliminatoria para intentar que nuestra experiencia mundialista no sea solo algo pasajero.
Y es que el fútbol es, como decía el ex director técnico Arrigo Sacchi “la cosa más importante de las cosas menos importantes”: un vehículo que permite desfogar emociones, celebrar victorias y representar en una acción escénica y deportiva una falsa batalla que desde niños hemos aprendido a vivir y por la cuál apasionarnos.
Y es que quien no recuerda la primera vez que de la mano de un padre, un tío o abuelo pisó por primera vez ese teatro de los sueños que es un estadio de fútbol para enamorarse de unos colores, sean cremas, blanquiazules, celestes, rosados o la blanquirroja de la selección. Estoy seguro que muchas personas volverán a sentirse así cuando el próximo jueves 2 de septiembre vuelvan a pisar las escalinatas del estadio Nacional.
Sé que puede parecer vano que en medio de la pandemia, y aún más de la llegada de la variante delta al país, que los estadios vuelvan a abrirse. Pero, en medio de esta situación, volver a gritar un gol en la cancha, será una sensación de desahogo que a más de uno le sacará una lágrima después de lo vivido en los años recientes.