Si hay un común denominador en las vías de nuestro país, son los huecos y baches. Solo se salvan las vías con peaje concesionado (y no siempre) y las de las nuevas urbanizaciones, aunque temporalmente.
Los daños que causan los huecos y baches en las pistas, son enormes y no creo que se puedan cuantificar razonablemente. Los usuarios de los vehículos automotores y también los que no lo son, sufrimos a diario las consecuencias de ello, como son las llantas reventadas, amortiguadores hechos añicos, y muchas otras averías en los vehículos.
La reparación de los daños cuesta, y no poco, y ello a nadie se le puede reclamar; el costo ostensiblemente alto, sale de nuestros bolsillos y probablemente haga “puree” el presupuesto familiar. Por los huecos y baches la vida útil de los vehículos es menor y se tendrá que importar más y más automotores, con detrimento de nuestra balanza comercial, y que ya han colapsado el tránsito vehicular en muchas de nuestras ciudades.
La situación expuesta se agrava cuando para hacer reparaciones de servicios públicos como es el de abastecimiento de agua, desagües y electricidad, como para instalar tuberías de gas, lamentablemente se rompen pistas que no son reparadas satisfactoriamente. Entre lo reparado y el asfalto o concreto originario, hay desniveles y ellos también perjudican a nuestros automóviles, camionetas y ómnibuses.
Los Municipios se lavan las manos expresando o que no son de su cuidado las pistas deterioradas o que no tienen los recursos económicos para resolver la situación. Lo primero porque hay vías nacionales de responsabilidad del MTC, otras provinciales o metropolitanas que está a cargo de Municipios Provinciales, y el resto de vías locales a cargo de las Municipalidades Distritales. Lo segundo, si bien es verdad que la recaudación de tributos y arbitrios municipales, es deficiente, bien se podría privilegiar lo indispensable frente a lo superfluo como poner baranditas o farolitos, que ayudan al ornato, pero que bien podrían postergarse para tiempos mejores.
Lo que es indignante es el poco compromiso, la desaprensión de vecinos que, frente a sus viviendas como comercios u otros establecimientos, tienen huecos las pistas y veredas y son incapaces de invertir –muy poco por cierto- en las reparaciones. Es simplemente colocar un poco de cemento o asfalto, que no cuesta mucho, pero que hasta les puede evitar daños a sus propios vehículos. Es un tema de civismo.
Francamente son incomprensibles algunos malos, no, pésimos ejemplos, como el de la vía frontal a los hoteles de muchas estrellas en Paracas. Hoteles que han costado fortunas como muchos ceros de inversión a la derecha y promoviendo turismo respectivo, que no han sido capaces de reparar la vía de acceso a los mismos, y esta situación ya data de algunos años.
Si los municipios no tienen recursos, por lo menos deben expresar gratitud a los vecinos que asuman la tarea de terminar con huecos y baches. Un pequeño diploma por civismo, no quebrará sus alicaídas finanzas.