En mis dos últimas columnas en este diario que me alberga generosamente durante muchos años, me he referido a la operación “Patriota”, en que nuestras Fuerzas Armadas y Policiales, han retomado el Vizcatán, dentro de la amplia zona del VRAEM (antes VRAE), así como a la necesidad de que el tratamiento desde el Estado a dicha zona, sea simultáneamente militar y civil, puesto que se requiere que la población existente en tal área, se integre al desarrollo del país y no dependa de la coca y sus derivados.
Como expresáramos en tales columnas, el antecedente de la reciente operación “Patriota” fue la operación “Excelencia” que se inició el 30 de Agosto de 2008, en que por primera vez el Estado se hizo presente en el Vizcatán, recuperándolo de las huestes terroristas y narcoterroristas que aún campean en el VRAEM.
Si bien es verdad que cuando hay operaciones bélicas, en que combaten sean las Fuerzas Armadas o la Policía Nacional, o ambas en conjunto, puede haber bajas y heridos, no es menos cierto que cuando los terrucos y narcoterroristas son vencidos, esperan un tiempo y contraatacan, con la finalidad de demostrar que siguen activos, como nos lo ha recordado el coronel Benedicto Jiménez en reciente comentario.
Después de la exitosa operación “Excelencia” los delincuentes terroristas, el 09 de octubre de 2008, emboscaron una patrulla militar en Tintay Punku (Huancavelica) donde fallecieron 16 militares y hubo cuantiosos heridos. Lo que no se ha dicho es que la patrulla aludida no estaba bajo el comando militar especial del entonces VRAE ni dentro de sus límites, así como que se descuidó.
En abril del año 2012 se efectivizó el “Plan Libertad” y luego los terrucos emboscaron una patrulla en Alto Inkare, jurisdicción de La Convención en el departamento del Cuzco.
Lo antes descrito nos tiene que ilustrar y enseñar, que no podemos estar confiados ni vanagloriarnos de nuestros laureles. El país tiene que estar atento y previendo que los terrucos, mientras no sean total y absolutamente vencidos, seguirán haciendo de las suyas y contraatacarán en acto de represalia. Indispensable estar preparados y en tema de armas y de conflictos armados, nunca ser confiados.
Es bueno también recordar a nuestros lectores, que los remanentes terroristas dieron apoyo y protección a los narcotraficantes, actuando como mercenarios. Posteriormente la alianza entre narcotraficantes y terroristas fue en sociedad, participando de las ilícitas ganancias producidas por el narcotráfico. En la actualidad se ha pasado a una tercera etapa, en que los terroristas han sustituido a los narcotraficantes en algunas zonas y han pasado a liderar la delincuente actividad.
Lo antes reseñado es para que se tenga claramente presente, que en lo que se refiere al terrorismo hay dos componentes, de un lado el ideológico, hoy en menor medida y, por el otro lado el “negocio” de la delincuencial actividad del narcotráfico, que les da grandes réditos, con lo que pueden incluso comprar conciencias y voluntades.
Debemos ser muy precavidos.
