Sea porque una de las partes provocó a la otra por su pretensión de entrar a la OTAN, sea porque la otra no quiso esperar a que la diplomacia y el multilateralismo actuase, lo cierto que en Europa se ha desatado una cruenta guerra entre Rusia y Ucrania, en que la primera ha invadido a la segunda.
Como hoy en día la información es a tiempo real, y se recibe por infinidad de medios de prensa, sean escritos, radiales, televisados y muchísimos digitales y redes, las 24 horas del día, se tiene conocimiento al segundo de las beligerancias, de los ataques que generan muerte, lesiones y destrucción en el país invadido.
Hemos podido apreciar los devastadores ataques con muchísimas personas fallecidas en Ucrania, de todas las edades, con personas que han quedado lisiadas o heridas, con infinidad de damas que han quedado viudas y niños que han pasado a la situación de huérfanos.
Se ha podido ver las imágenes que atestiguan la destrucción de costosísima obra pública y privada, como las armas de largo alcance han demolido establecimientos que dan trabajo y que por su desaparición dejarán de hacerlo. Se ha observado como campos agrícolas han sido devastados, puentes y carreteras destrozadas, puertos y aeropuertos inutilizados y hasta edificaciones religiosas de diferentes cultos han sido derruidas. Miles y miles de viviendas dejaron de alojar a sus ocupantes pues fueron convertidas en escombros.
Por doquier se ha visto a personas de todas las edades, sean varones y damas, que emprendieron el camino de la expatriación, buscando huir de tanta pesadilla que francamente rompe el alma y estruja el corazón. En los medios se han visto cadáveres por doquier, los hospitales y postas colapsaron y la desesperanza es la actitud generalizada.
Penosamente parecería que la Organización de las Naciones Unidas no existe, pues su presencia pasa desapercibida por su falta de acción y resultados y, los países que tienen capacidad bélica y altos estándares económicos no dejan sentir su voz y menos su presencia.
Pocos son los credos e iglesias que llaman a la reflexión y a la paz, muchos gobiernos se limitan a formular condenas, más de la boca para afuera que por propia convicción, puesto que hay países que con su producción armamentista harán de las suyas, su petróleo y gas suben de precio, su trigo y otros cereales vuelan por los cielos, sus transportes más que en bonanza.
Empero a los habitantes de infinidad de países les subirán los precios de los bienes y servicios, más no así los ingresos, con el resultado que tendrán que consumir más y como se dice ajustarse la correa, pero la mercancía más escasa en estos tiempos de horror, es la solidaridad humana.
En diversos lugares las gentes siguen actuando como si hubiera paz, como si es que no existiese tanto sufrimiento como el que se soporta en Ucrania, siguen haciendo sus rutinas diarias y festividades, simplemente su accionar es: aquí no pasa nada. Pues amigos, pasa y con mucho sufrimiento puesto esto si es guerra.