En los momentos actuales es cuando se advierte por parte de un Estado, su empatía y consecuencia hacia con el contribuyente, especialmente con la pequeña y mediana empresa, que agobiado por la situación económica, necesita de apoyos consecuentes para cumplir con sus obligaciones tributarias de manera oportuna.
Es sabido que por el principio de capacidad contributiva, no debería el sujeto pasivo prescindir de cubrir sus mínimas necesidades empresariales, por honrar el pago de impuestos.
Pero en estos momentos, con la facturación que se genera y según las reglas nocivas del devengo, ya nace el IGV y el pago a cuenta del IR antes que se honren las facturas emitidas. En efecto, facturas 100 y deberás de pagar -descontando el IGV de compras-, el IGV calculado, a pesar de que no has cobrado esas facturas. Y en los pagos a cuenta del IR, lo mínimo que debes desembolsar es el 1.5% de esas facturas, igualmente bajo lsa reglas del devengo.
El contribuyente sabe de su deber de contribuir. Quiere hacerlo. No quiere condonaciones. Pero la situación pandémica y de encierros permanentes han hecho quebrar muchos negocios; y cuando a duras penas desea facturar, le viene el problema antedicho, añadiéndose los pagos -a partir de abril- de un ITAN a todas luces anti-técnico y no derogado.
Esta historia (o histeria) no solo afecta a las MYPES, sino ya alcanza a empresas mayores. Si advertimos crecimientos de recaudación (enhorabuena por ello), es porque ya no hay facilidades de pagos fraccionados, porque hay más cobros coactivos, o porque las grandes mineras han importado, entre otros aspectos ajenos al cumplimiento oportuno y natural de la mayoría de empresarios.
Instamos a que las autoridades de turno flexibilicen los pagos de las obligaciones tributarias mensuales, y que como en el 2020, se otorguen facilidades. Porque si no, esa idea de ampliar la base tributaria será una mera utopía, y veremos muchas empresas quebradas y cerradas.
A la par, no se escuchan hoy en día propuestas de los candidatos a la Presidencia de la República que sean consecuentes con esta realidad descrita líneas arriba.
Parece ser que ideas como el “crear nuevos Impuestos”, “eliminar exoneraciones”, o los consabidos “slogans” de “ampliar la base de contribuyentes” y sin mayores explicaciones técnicas, -entre otras ideas recurrentes en las campañas- es más un grito al aire, a la búsqueda de ese voto indeciso y volátil, olvidando que hay en estos momentos un empresario que se la “faja”, que da trabajo y sustento familiar a sus colaboradores, y que hoy solo pide un poco de equidad para poder cumplir con el Fisco nacional.