- SaludPol se muda al Hospital Central de Policía.
El ministro del Interior ha anunciado, según el diario oficial El Peruano del 5 de setiembre del 2022, que “se han iniciado las gestiones para que, a la mayor brevedad posible, la sede de Chorrillos del Fondo de Aseguramiento de Salud de la Policía Nacional del Perú (SaludPol) pase a las instalaciones del Hospital Central de la Policía Nacional Luis N. Sáenz, ubicado en Jesús María, con el fin de mejorar la calidad de la atención en salud de la familia policial y brindar un servicio oportuno y sin demoras”. Este traslado, según el ministro, es parte del proceso de reorganización de SaludPol, que implica también la atención en doble turno, para acercar el servicio a los usuarios y pacientes adscritos a este fondo.
El ministro ha evidenciado el problema esencial que enfrenta el sistema de salud policial, generado por la separación de funciones entre la sanidad policial, que se dedica a ofertar los servicios médicos y de salud, y el fondo financiero (SaludPol), que solo “paga” los cuidados y las atenciones de los miembros adscritos que son parte de la Policía Nacional y sus familiares. Esta separación de funciones ha creado a dos instituciones, la primera denominada Sanidad de la Policía Nacional, encargada de efectuar las prestaciones de salud, regulada por el Decreto Legislativo 1174 y adscrita a la Policía Nacional; y la segunda, denominada SaludPol, encargada de administrar el fondo que recauda el dinero a cuenta de la planilla de los miembros de la Policía Nacional y gestiona su uso, según las regulaciones del Decreto Legislativo 1175, adscrito al Ministerio del Interior.
Esta diferente adscripción, la primera a la institución policial y la segunda, al Ministerio del Interior, implica mayor poder económico de SaludPol, debido al manejo de los fondos. Y también mayor poder político, porque se encuentra en el nivel más alto de la jerarquía gubernamental.
La decisión del ministro del Interior de trasladar la sede de SaludPol al Hospital Central de Policía Luis N. Sáenz permitirá la transferencia de los gastos derivados del local y de los costos fijos del funcionamiento de SaludPol al hospital y a la Policía Nacional. Sin embargo, podría ser un avance que los altos funcionarios del Sector Interior comprendan que es útil que las dos instituciones no solo tengan la misma sede, sino que incluso se fusionen. Así se resolverán los graves problemas de desarticulación financiera, presupuestal y logística, que existe entre ambas instituciones, que complican la gestión de las necesidades de salud de los más de 445,000 beneficiarios que tiene la Policía Nacional.
La relación entre ambas está mediada por un convenio, que hasta la fecha es incompleto y deficiente, y por la existencia de un tarifario de procedimientos incompleto, desactualizado y alejado de los costos de cada una de las prestaciones sanitarias. Y por último, en la necesidad de realizar estudios matemáticos actuariales cada dos años para monitorear la sostenibilidad financiera y la trazabilidad de los recursos, pero que tampoco se han realizado.
Las deficiencias de la Sanidad Policial debidas, en primer lugar, a la falta de médicos, profesionales de la salud y técnicos, han generado una brecha de necesidades que asciende a casi 5,000 servidores. En segundo lugar, a la obsolescencia de los equipos operativos en alrededor del 85%, así como, al 20% del total de equipos, que están inoperativos. Entre otros bienes indispensables, se suman los problemas con las ambulancias, los equipos informáticos, la falta de medicinas, entre otros. En tercer lugar, las falencias de la existencia del sistema de copago, para los padres e hijos mayores de 18 y menores de 28 años. Y en cuarto lugar, el escaso presupuesto y sus dificultades para su ejecución debido a la desarticulación entre Sanidad Policial y SaludPol, obliga a que los usuarios y pacientes exijan ser atendidos en los servicios de salud privados.
Sin embargo, las relaciones con el sector privado son mucho más complejas, porque presupone que los contratos puedan ser auditables; por tanto, presupone la existencia previa de un tarifario, de un catálogo de procedimientos y de guías de atención costeadas o valoradas. Además, la auditoría de cada acto médico a pagar es compleja, pero, la acumulación de miles de expedientes, la torna casi imposible. En ese sentido, se recurre a los criterios de confianza y de sistemas aleatorios de auditoría.
También, la “compra de servicios de salud” o el reembolso de las atenciones médicas, se realiza en un mercado con escasez de oferta, porque la mayoría de las veces se trata de prestaciones muy especializadas o complejas, y el país no tiene muchos médicos especialistas o proveedores especializados. En ese contexto, las compras están obligadas a realizarse en un mercado con casi nula competencia. Como se puede apreciar, la separación de funciones entre el fondo SaludPol y la Sanidad Policial, crean las condiciones para una gestión proclive al traspaso mercantilista al sector privado de los dineros públicos.
La decisión del ministro del Interior de mudar la sede de SaludPol al hospital Central de Policía Luis N. Sáenz, debe ser fiscalizado para evitar un “posible” aprovechamiento de recursos en desmedro de la Sanidad Policial. Asimismo, es necesario fortalecer la sostenibilidad financiera del Sistema de Seguridad Social que poseen los policías y sus familiares, para tal fin, se deben modificar los decretos legislativos 1174 y 1175, con la finalidad de unificar a SaludPol con la Sanidad Policial, para evitar la fragmentación y segmentación del actual modelo y erradicar el mercantilismo.
Las quejas de los usuarios y pacientes que forman parte de la “familia policial” pasan inadvertidos, porque no tienen “capacidad legal” de protestar o movilizarse contra un modelo injusto, excluyente y mercantilista. Esta es una tarea pendiente para el Congreso de la República, para la Defensoría del Pueblo y la Contraloría General de la República, pero, sobre todo, para el Ministerio de Salud, rector del Sistema Nacional de Salud. ¡Defender la salud y la seguridad social de nuestra Policía Nacional!