Jurista Marcos Ibazeta explica que detrás de conflictos sociales en torno a proyectos de envergadura opera estrategia de la subversión que se infiltra y manipula a la población a través de organismos de fachada. Capta especialmente a los jóvenes. Critica a gobierno de PPK por inoperancia.
RCR, 14 de noviembre de 2016.- El país asiste a un combate político con organizaciones subversivas que han dejado de perpetrar atentados terroristas, pero mantienen su estructura, clandestinidad y se han infiltrado en la población, especialmente del ámbito rural, con el fin de paralizar las grandes inversiones para desestabilizar la economía y el desarrollo del país, alertó el jurista y analista político Marcos Ibazeta Marino.
En entrevista a RCR, Red de Comunicación Regional, el ex presidente de la Sala Nacional de Lucha Contra el Terrorismo observó que los extremistas soliviantan a estas comunidades para que protagonicen protestas con apariencia de legitimidad exacerbando los estados de ánimo que provocan reacciones criminales donde ya no son los terroristas sino los mismos pobladores los que asesinan a policías, conciudadanos y destruyen la propiedad pública y privada.
El objetivo fundamental del terrorismo, insistió, consiste en paralizar las grandes inversiones y ya no necesita derribar torres de energía eléctrica para intentar estrangular la economía nacional.
En ese marco, los subversivos –a través de sus organismos de fachada y conexos- están tomando el campo y creando una especie de “territorios liberados” en zonas donde existen grandes proyectos de inversión y allí imponen su autoridad porque han logrado poner de rodillas a tres gobiernos sucesivos (de Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala) con mesas de diálogo que no son tales.
Sostuvo, que los terroristas que salieron de las cárceles son visibles y están reconstituyendo su organización a través de órganos de fachada que mediante la supuesta defensa del medio ambiente han empezado a obtener legitimidad con nuevos líderes, uno de cuyos objetivos es la captación ideológica de los jóvenes.
Para tal efecto, explicó, a partir del año 2000 como consecuencia de las negociaciones del Estado con la cúpula senderista (en prisión), el sesgo izquierdista de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, el relajamiento del tratamiento carcelario (a favor de miles de terroristas), la nulidad a su favor de los procesos judiciales, la eliminación en los textos escolares de la historia del terrorismo, etc. se ha logrado borrar el fenómeno del terrorismo de la memoria histórica del país, con especial incidencia en los jóvenes.
Además, han exacerbado la noción que, durante los años de la lucha antiterrorista, el Estado peruano fue asesino, violador de los derechos humanos y perpetraba acciones sistemáticas de exterminio.
El terrorismo, dijo Ibazeta Marino, está influenciando a la juventud a través de la supuesta defensa de sus derechos y del medio ambiente, presentando ante ellos alternativas de desarrollo, una vez que estos son convencidos y captados, empiezan a actuar en tareas concretas con el objetivo de impedir el desarrollo de las grandes inversiones en sus respectivas localidades.
Frente a estas campañas de captación, los padres de familia no hacen nada porque están frente a minorías muy agresivas y tampoco actúan las autoridades locales.
Porque –como le confesaron reos subversivos en la década del 90- iba a ser fácil en el futuro captar la mente en blanco de la juventud, del cual un sector es masivamente manipulado en la actualidad por la subversión.
Este proceder le recuerda cómo durante los años de la lucha antisubversiva, las llamadas “escuelas populares” de Sendero Luminoso comenzaban su trabajo ideológico en los jóvenes, inicialmente encargándoles tareas menores de volanteo, propaganda y pintas, paulatinamente cumplían otros trabajos hasta que finalmente eran convertidos en militantes (terroristas activos) a través de cartas de sujeción.
El jurista deploró que en la actualidad la Dirección contra el Terrorismo (Dircote) de la Policía Nacional está aislada, sin recursos, y el país no cuenta con diagnósticos situacionales de la infiltración política del terrorismo y no se conocen sus niveles de coordinación a nivel nacional y cómo están integrados.
Sin embargo, alertó, no es coincidencia que en una seguidilla de acciones, recientemente los extremistas paralizaron el Oleoducto Nor Peruano y bloquearon el río Marañón en Loreto (nor oriente del país), paralizaron la zona minera en las provincias liberteñas de Pataz y Bolívar; hicieron lo mismo con las operaciones mineras en Las Bambas y Constancia (Apurímac); y recientemente quemaron un campamento en Orurillo, Melgar (Puno).
El ex presidente de la Corte Superior de Justicia de Lima insistió que los terroristas siguen desarrollando acciones para llegar al poder con la misma doctrina e ideología totalitaria que los caracteriza, sin perpetrar directamente actos de terrorismo, pero generando anarquía en las zonas bajo su control y, frente a estos hechos el nuevo gobierno no hace absolutamente nada porque cree equivocadamente que está dialogando con facciones de regiones diferentes no conectadas entre sí, sin reparar que enfrenta un fenómeno integrado.
Destacó que, para enfrentar la nueva estrategia terrorista, el gobierno requiere de decisión política pero existe un sentimiento de culpa (debido a la satanización de las acciones del Estado durante la lucha anti subversiva) y los que han facilitado este desorden, falta de control y de liderazgo están en el poder, en el actual gobierno (en alusión al colectivo denominado “caviar”) y no se van a neutralizar a sí mismos.
Sostuvo, que uno de los objetivos del terrorismo es la celebración de un referéndum para la dación de una nueva Constitución Política que permita viabilizar una amnistía general de terroristas en prisión y crear un marco normativo a su favor porque ya cuentan con base social.
Recordó las recientes declaraciones del ex reo y cabecilla terrorista del MRTA Peter Cárdenas Schulte, quien dijo que piensa participar en política a través del partido de izquierda Frente Amplio.