RCR, 26 de agosto 2019.- La preparación del terreno es un factor importante para la siembra de pastos, ya que permite garantizar un crecimiento óptimo y continuo de los alimentos para el ganado, expresó el ingeniero Carlos Flores Capcha, especialista en tema de pastos y camélidos de la Dirección General de Ganadería del Ministerio de Agricultura y Riego.
En declaraciones al programa Ganadería y Desarrollo al Día, de Red de Comunicación Regional, el especialista informó que su institución ejecuta el programa de pastos asociados, que implica la siembra de gramíneas (como la avena forrajera, dactylis) y leguminosas (alfalfa, trébol, entre otras), lo que permite una alimentación balanceada del ganado y además nutrir el terreno para mantener las siembras.
La campaña de pastos asociados se realiza principalmente en Puno, Cusco, Arequipa, Ayacucho, Pasco y Junín, ya que son regiones con alto potencial ganadero, sin descuidar otras jurisdicciones del país.
Flores Capcha indicó que la campaña responde a la problemática de una escasa y pobre alimentación del ganado, y se incentiva la participación de autoridades regionales y municipales para que el programa sea sostenible y permanente. “Se busca generar una conciencia o cultura de siembra con estas campañas y hemos despertado el interés por el desarrollo rural ganadero”, manifestó.
La meta de la Dirección General de Ganadería y riesgo es llegar al cultivo de 300 mil hectáreas de pastos asociados para el 2021, objetivo que se espera superar ya que este año se conseguirán 150 mil hectáreas, mientras que el 2020 y 2021 extender a más de 75 mil hectáreas cada año.
La campaña de pastos asociados se desarrolla con Agrorural y se busca el compromiso de los gobiernos regionales y locales, facilitando maquinaria agrícola y más técnicos para la preparación del terreno y la posterior entrega de semilla a los productores.
TIPOS DE PASTOS
El programa clasifica los pastos en perennes y anuales. Los primeros son aquellos que están más tiempo en producción, como la alfalfa. «Con buen manejo, pueden estar hasta 10 años, con dos, tres o cuatro cortes anuales, dependiendo del sistema de riego del lugar», indicó.
Entre los pastos de cultivo anual están la avena y la cebada, en los que se realiza la siembra y después de tres o cuatro meses se procede al corte, para esperar a la siguiente campaña y repetir el proceso. «Son los que se utilizan sobre todo en las zonas altoandinas», manifestó.
El ingeniero Flores Capcha indicó que no se debe sembrar en un terreno virgen, porque la maleza impedirá el desarrollo del forraje. «Tenemos que sembrar en terrenos preparados donde ya antes se ha sembrado, y si vamos a hacerlo por primera vez que sea con cebada, que es un cultivo nodriza que permite preparar el terreno», expresó.
Consultado sobre la temporada de siembra de los pastos, el especialista recomendó iniciar el noviembre y diciembre, para que la temporada de lluvias de enero a marzo permita el crecimiento del cultivo. A fines de marzo o inicios de abril se puede comenzar el corte para la alimentación de los animales o su almacenaje. En el caso de los cultivos perennes, se pueden realizar cortes tres o cuatro veces al año, lo que dependerá de la frecuencia de riego y el crecimiento.
Anotó que, en los valles interandinos donde hay bastante intensidad de riego, los cortes del pasto se realizan cada tres o cuatro meses, lo que permite a los ganaderos contar con forraje permanente. En cambio, en las zonas donde no hay sistemas de riego intenso, los períodos entre corte de pasto son más prolongados.
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