Coautor del libro “Éxodo Venezolano: entre el exilio y la emigración”, José Koechlin Acosta, advirtió también que ya se aprecia el interés de los últimos migrantes venezolanos en retornar a su país, a pesar de continuación del flujo migratorio de ciudadanos de ese país al Perú, en rezón a las casi nulas oportunidades de trabajo existentes para ellos, en nuestro país.
RCR, 26 de febrero. Los migrantes venezolanos instalados en todos los países latinoamericanos enviaron a su país, en los años 2017 y 2018, US$ 2 300 000 000 (dos mil trescientos millones de dólares), a pesar de las precarias condiciones sociales y laborales que afrontan en dichas naciones, reveló el coautor del libro “Éxodo Venezolano: entre el exilio y la emigración”, José Koechlin Acosta.
“Todos envían remesas. Se calcula que entre el 2017 y el 2018, por concepto de remesas han entrado US$ 2 300 000 000 (dos mil trescientos millones de dólares) a Venezuela. Imagínese usted. La gente sale en condiciones paupérrimas, porque han dejado de comer (normalmente) hace muchos años, llegan a un país violento y difícil, como el Perú, y encima tienen que mandar remesas. Sumadas todas las remesas de todos los países dan US$ 2 300 000 000 (dos mil trescientos millones de dólares) que, finalmente, son divisas para el propio régimen de Maduro”, subrayó.
Koechlin Acosta, en coautoría con el uruguayo Joaquín Eguren, presentó anoche en Lima el libro “Éxodo Venezolano: Entre el exilio y la emigración” con el apoyo de la fundación Konrad Adenauer.
Los autores detallan en el libro cómo Venezuela ha llegado a la situación actual y cómo la inmigración venezolana se multiplicó por siete entre 2012 y 2017, contribuyendo a una mejor comprensión sobre la presencia de ciudadanos venezolanos en distintos países de Latinoamérica y España.
El coordinador académico del Instituto de Ética y Desarrollo de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya refirió que Venezuela es actualmente una nación en situación de extrema calamidad, que vive una grave crisis económica con una inimaginable inflación anual de 1 700 000 %, una violencia de las más altas del mundo, el colapso del aparato burocrático del Estado y con un déficit enorme de profesionales de la salud, entre otras carencias.
(En suma) es un país convulsionado, no solo en lo relacionado a los servicios públicos al ciudadano, en un Estado que colapsa. La gente vive ahí, para decirlo popularmente. porque Dios es grande. Hay una crisis severa porque hay un desmantelamiento de las instituciones que deberían garantizar los derechos y la vida misma de las personas. Instituciones que ha sido copadas por el régimen bolivariano, no para proteger la vida de sus ciudadanos, sino para perseguir, meter presos y matar”, puntualizó.
Ante esa crítica situación, se preguntó entonces qué clase de Estado moderno puede ser aquel que sus instituciones persiguen o, deliberadamente, bloquean cualquier iniciativa de investigación autónoma sobre corrupción del propio régimen, persecución a opositores u hostigamiento a líderes sociales.
“Es un Estado (al) que ni siquiera el Perú, en sus peores momentos, puede compararse… Sin duda, la crisis se va agravando. Y, efectivamente, todavía hay una emigración no planificada”, apuntó.
En declaraciones a Red de Comunicación Regional (RCR), Koechlin Acosta advirtió también que ya se aprecia el interés de los últimos migrantes venezolanos en retornar a su país, a pesar de continuación del flujo migratorio de ciudadanos de ese país al Perú, en rezón a las casi nulas oportunidades de trabajo existentes para ellos, en nuestro país.
“En el Perú, se calcula en casi 700 000, cuando en enero estábamos en 650 000. En las últimas cuatro semanas han aumentado en 50 000 venezolanos más en el país. Aunque han comenzado ya, sobre todo entre los más jóvenes y los más recientes, un interés por retornar (a Venezuela), porque no consiguen trabajo o insertarse en la vida económica y laboral del país. Son los menos pero ya ha comenzado a haber una tendencia”, anotó.
Situación del migrante venezolano en el Perú
Respecto a la situación laboral de los migrantes venezolanos, especificó en el Perú existen actualmente 700 000; y de esos los que presionan el mercado laboral peruano son la mitad, 350 000, ya que -anotó- el resto no forman parte de la población económicamente activa.
“De esos 350 000 venezolanos sólo 23 000 trabajan formalmente. El resto trabaja por cuenta propia o se emplean en empresas formales, pero sus contratos son verbales e informales. Y eso lleva a estafas, o en la demora en pagos o (en entrega de) menos de lo acordado. Por ejemplo, una vendedora ambulante de bombas (venezolanas) en el jirón de la Unión vende S/ 1 200 mensuales. La gente prefiere laborar ambulatoriamente porque su negocio le genera ingresos fijos y permanentes”, detalló.
Ante esta perspectiva, Koechlin sostuvo que las condiciones laborales de los venezolanos son muy difíciles y muy particulares, especialmente en el caso de las mujeres de ese país que son acosadas e, incluso, sometidas a intentos de violación.
“(El migrante venezolano) pese a ser una población que se moviliza mucho, por las ofertas laborales, la región donde más se tramita el Permiso Temporal de Permanencia PTP, es Lima, que concentra aproximadamente el 87 % de la solicitud de este documento. El Callao le sigue, con el 7 %, luego prosiguen otras regiones, con índices mucho más bajos”, enumeró.
Asimismo, calificó de “cierto figuretismo y poco serias” a las expresiones de las autoridades del Cusco en contra de la creciente afluencia de venezolanos en su jurisdicción, lo que -anotó- “no va prosperar”, debido a la tradicional hospitalidad y recepción de su pueblo a los distintos extranjeros que visitan e, inclusive, optan por quedarse a residir en dicha Región. “Eso no puede ser serio y, menos, provenir de una autoridad. Son actitudes que llevan a nada”, adujo.
En cuanto al tema de la salud y la atención sanitaria de la población venezolana en el Perú, recordó que Servicio Integral de Salud (SIS) tiene un alcance universal para todas las mujeres embarazadas y todo niño menor de cinco años que viva en el Perú y que esté en condiciones de vulnerabilidad.
“Es falsa la idea que todos los venezolanos tengan indiscriminadamente el SIS. Es una opinión perversa para desinformar y crear un ánimo de animadversión. Asimismo, los venezolanos pagan sus consultas al médico y se automedican, al igual que los hacen los mismos connacionales”, apuntó.
Dijo, además, que el rubro de la educación del migrante de la tierra de Simón Bolívar arroja algunas cifras interesantes.
“En el 2018 había 12 ó 13 000 niños estudiando en el Perú. Pero este año se van a incorporar a la educación pública formal 109 000 niños venezolanos. Es una tendencia que se va creciendo, porque cada vez más venezolanos traen a sus familias… Han sido positivas las medidas del ministerio de Educación (de facilitar el acceso a las aulas de los menores venezolanos, sin excepciones)”, remarcó.
Señaló que la situación del migrante venezolano en América Latina difiere y depende de las características y particularidades que encuentren en los países que les brindan acogida. “Por ejemplo, en Chile van venezolanos de cierto poder adquisitivo que compran automóviles nuevos para hacer servicio por UBER. O ponen negocios de medianos ingresos como restaurantes, panaderías, etc”, concluyó.
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