Fuente: Andina
Sigue liderando las encuestas para los comicios presidenciales
El expresidente brasileño Luiz Ignácio Lula da Silva cumplió este lunes un mes preso, en condiciones austeras pero flexibles que le permiten ver televisión, tomar el sol o leer a García Márquez, mientras se convierte en un verdadero dolor de cabeza para las elecciones de octubre.
El líder de la izquierda, de 72 años, está confinado en una sala de 15 metros cuadrados habilitada especialmente para él en la sede de la Policía Federal en Curitiba (sur), aislado de los otros 22 presos del edificio.
Con una televisión de plasma propia, baño privado y una mesa con sillas, Lula no tiene horarios: sin embargo, suele levantarse a las 7, desayuna viendo el telediario, camina por la sala para ejercitarse, lee «El amor en los tiempos del cólera» del Nobel colombiano y puede salir a tomar «un baño de sol» dos horas al día cuando lo desee, según la revista Veja.
Hasta ahora recibió la visita de sus familiares y abogados y, con muchas más restricciones, de figuras del Partido de los Trabajadores (PT), como la presidenta de esa formación Gleisi Hoffmann y el exgobernador de Bahia Jaques Wagner.
Lula ya había estado preso 31 días en 1980 por liderar una masiva huelga de metalúrgicos durante la dictadura militar (1964-1986).
Pese a estar entre rejas previsiblemente por un tiempo mucho mayor, Lula sigue liderando las encuestas para los comicios presidenciales, con un 31% de las intenciones de voto, muy por delante del diputado ultraderechista Jair Bolsonaro.
Eso, a pesar de ser una figura que polariza a Brasil y de no haber generado grandes movilizaciones desde que entró a prisión el pasado 7 de abril.
El PT reafirma ante los micrófonos que Lula, condenado a 12 años y un mes de cárcel por haber aceptado un apartamento de una constructora involucrada en el escándalo de Petrobras a cambio de favores políticos, sigue siendo su candidato.
«No hay plan B, porque Lula es inocente», ha insistido Hoffmann, confiante en que los tribunales superiores emitirán sentencias favorables a los recursos de Lula (2003-2010).
Hace dos semanas salió a la luz una carta del exmandatario leída por Hoffmann donde el propio Lula, deseoso de recuperar su libertad, autorizaba a su partido a quitarle del boleto electoral.
Para el profesor de Derecho en la Fundación Getulio Vargas Michael Mohallem esa parece ahora una posibilidad remota.
«El PT no tiene ningún otro candidato con tanta aprobación como Lula, pero [mantener esa estrategia] depende de una gran judicialización de las elecciones», dijo a la AFP Mohallem.