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LULA DA SILVA YA ESTÁ EN PRISIÓN DESPUÉS DE UNA EMOCIONANTE DESPEDIDA

Fuente: Diario La República 

CRISIS. Uno de los capítulos más dramáticos e inciertos de la vida política de Brasil ha terminado con Lula da Silva en la cárcel. El líder de la izquierda latinoamericana empezará a cumplir 12 años de cárcel por corrupción. Sus abogados alistan ahora nuevos recursos para intentar liberarlo.

Como en todo el proceso, gente que lo ama y gente que no lo quiere. Odio y amor. Vivas y llanto. «La República de Curitiba aguarda la llegada del mayor corrupto del país», gritaba una mujer sobre un camión de sonido. «Fue el mejor presidente de Brasil, hizo una revolución social, su prisión es injusta e ilegal», dijo Eunice Campos, psicopedagoga de 60 años.

Luiz Inácio Lula da Silva, el líder obrero que llegó al poder, ya se encuentra en la sede de la Policía federal (PF) de Curitiba, donde empezará a cumplir su condena de 12 años de cárcel por corrupción.

Celda de 15 metros

Varias centenas de adversarios de Lula se congregaron desde una horas antes frente al edificio donde sería internado e hicieron sonar cornetas y silbatos y golpearon cacerolas. Desplegaron una bandera de Brasil al grito de «¡Viva Curitiba, viva Moro!», refiriéndose al juez que ordenó su encarcelamiento. Sus seguidores en cambio daban vivas al viejo líder de Brasil.

Lula será encerrado en una celda especial de la PF, de unos 15 metros cuadrados, con una sala pequeña, vacía, con una cama, mesa, silla y acceso a un baño, lo más simple posible. Separado de los demás presos. Tendrá derecho a una visita semanal de familiares cercanos y durante dos horas al día podrá tomar «baños de sol», es decir, tener recreos al aire libre.

Lo curioso es que el edificio donde está la celda fue inaugurado bajo su segundo mandato, en febrero del 2007: una placa conmemorativa en la entrada del penal tiene su nombre en letras doradas. Triste ironía para uno de los líderes de la izquierda latinoamericana.

Horas de confusión

Su últimas horas en libertad fueron como una ceremonia a la confusión, que acabó con su entrega tras un ultimátum que amenazaba complicar aún más su situación legal.

El líder del Partido de los Trabajadores (PT) se entregó a las autoridades en Sao Paulo 48 horas después de que venciera el plazo dado por el juez Sergio Moro para su ingreso en prisión. Desde que en la noche del jueves Lula se atrincheró en el Sindicato Metalúrgico de Sao Bernardo do Campo, en las afueras de Sao Paulo, tras recibir el auto de prisión de Moro, se multiplicaron las versiones contradictorias sobre su futuro.

«No te entregues»

Moro concedió a Lula hasta la noche del viernes para entregarse a la justicia en Curitiba y comenzar a cumplir la condena de 12 años que arrastra por corrupción y lavado de dinero. Recluido en el sindicato con su defensa, sus familiares, la cúpula del PT y sus aliados políticos, Lula recuperó su vieja práctica sindical de escuchar todas las voces antes de tomar una decisión.

Ayer se agotaba el plazo dado por Moro y el ex presidente se mantenía en silencio, aunque poco antes de la hora límite no era ya un secreto que no acataría la orden del juez.

En la calle, miles de simpatizantes festejaban con gritos de «no te entregues» y «Lula, guerrero del pueblo brasilero». Mientras tanto, sus abogados mantenían una carrera frenética para recurrir ante todas las instancias legales, incluida Naciones Unidas, para frenar su entrada en prisión.

La expectativa crecía a medida que avanzaba la mañana del sábado, luego de una ceremonia en memoria de Marisa Leticia, la esposa de Lula, fallecida el pasado año. Fue el propio Lula quien aclaró su futuro.

Salió y ante la multitud dio un discurso.

“Más Lulas van a nacer”

En un emotivo discurso de casi una hora, el viejo sindicalista anunció su intención de cumplir la orden judicial y se despidió de la militancia.

«Hoy es el día más indignante de mi vida», dijo un Lula emocionado, que rescató su pasado sindicalista y su breve paso por la cárcel durante la dictadura para asegurar que, como entonces, ahora saldrá de prisión más fortalecido y su legado crecerá porque «cuantos más días me dejen preso, más Lulas van a nacer».

Una despedida que terminó con cientos de simpatizantes llorando y con Lula conducido a hombros, de nuevo, al interior del sindicato, entre vivas y flores.

A partir de ahí, su entrega se suponía inminente. Sin embargo, avanzaban las horas y también la incertidumbre.

Bien entrada la tarde, un convoy policial se acercó al sindicato y Lula intentó salir en coche, pero los militantes impidieron que avanzara. El ex presidente volvió a entrar en el edificio y la tensión fue en aumento porque se acercaban las 18.00 hora local, el límite a partir del cual, según la legislación brasileña, la Policía no puede practicar detenciones.

Los rumores se dispararon. Algunos medios apuntaban a una nueva estrategia dilatoria de Lula y otros llegaron a especular con que la entrega se retrasaría al lunes.

La presidenta del PT pidió entonces a los militantes que liberaran la salida ante un ultimátum de la Policía: Lula tenía 30 minutos para entregarse. De lo contrario habría consecuencias jurídicas graves.

«La Fiscalía ya le solicitó a la Justicia que ordene una detención preventiva debido a que Lula no se presentó en el plazo que le habían dado. Si dictan la prisión preventiva, estaremos impedidos de presentar recursos como hábeas corpus para intentar liberarlo», dijo Hoffman.

Minutos después, en medio de un tumulto, el ex presidente salió por su propio pie del sindicato y caminó un centenar de metros para subirse a un coche de la Policía Federal.

El convoy estaba compuesto por varios vehículos oscuros, sin distintivos de la Policía Federal, tal como él había pedido.

Fue trasladado a Curitiba, donde le espera la celda de 15 metros cuadrados y un régimen especial para evitar el contacto con otros presos del caso Lava Jato, incluidos los delatores que ayudaron a que lo condenaran.

Frases de Lula

“Saldré de esta más grande, más fuerte, más verdadero e inocente porque quiero demostrar que fueron ellos quienes cometieron el delito político de perseguir a un hombre que tiene más de 50 años de historia política”.

“No voy a parar porque ya no soy un ser humano, soy una idea, una idea mezclada con vuestra idea”.

“Yo no estoy escondido, voy a ir hasta sus narices para que sepan que no tengo miedo, que no voy a correr y para que sepan que voy a demostrar mi inocencia”.

“Cuantos más días me dejen allí, más Lulas nacerán en este país”.

“Ellos piensan que todo lo que pasa en este país ocurre por mi culpa”.

“Soy el único ser humano que está siendo procesado por un apartamento que no es suyo”.

“De lo que ellos no se dan cuenta es de que cuanto más me atacan, más crece mi relación con el pueblo brasileño”.

Moro: “No se podía esperar”
“Yo recibí una orden de arresto del tribunal de apelaciones. Así que solo cumplí con la orden. No tenía la opción de no hacerlo”, aseguró el juez Sérgio Moro en una entrevista que concedió a la red de televisión CGTN.

El magistrado dijo no sentirse “muy cómodo” de tener que responder preguntas específicas sobre la condena de 12 años y un mes de prisión. De todos modos, aclaró por qué la sentencia se ejecutó con tanta rapidez.

“Él ya estaba condenado por lavado de dinero y corrupción. Y uno tiene que hacer cumplir la sentencia. Es así de simple. No veía ninguna razón específica para posponerla, no había motivo para esperar”, dijo.

Moro ha sido cuestionado por los abogados de Lula, que alegan que el dirigente aún tiene derecho a un último recurso en segunda instancia. De acuerdo con el diario Folha de Sao Paulo, la orden de detención expedida contra Lula fue la más rápida dictada hasta ahora por Moro contra los condenados por corruptelas en Petrobras y que permanecían en libertad.

El dato
Aclamado y dolido. Lula da Silva no pudo ocultar su indignación y dolor por la orden de prisión. Ante la multitud anunció que se entregaría. «El peor día de mi vida», dijo.