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JEAN, EL TALENTO AYACUCHANO QUE IMPULSA LA FABRICACIÓN DE CEREALES ANDINOS PARA SU EXPORTACIÓN

Fuente : Ministerio de Eduación 

El ganador de Beca Permanencia también trabaja en otros dos proyectos en los que el insumo principal es la planta de cabuya.

Lima, 27 de octubre de 2022. Jean Mendoza Cisneros es un joven ayacuchano de 23 años que ha sabido esforzarse y, pese a haber tenido situaciones en su contra, viene logrando lo que se propone. En la actualidad, como egresado de la carrera de Ingeniería de Negocios Agronómicos y Forestales por la Universidad Nacional Autónoma de Huanta, está realizando la creación de snacks (cereales) de chía, quinua y maíz amarillo duro, un proyecto que tiene como objetivo ser un producto orgánico, con valor nutritivo y energético, que pueda ser exportado desde el Perú hacia el mundo.

“La investigación la inicié hace un año. A la fecha, se encuentra validada y la voy a presentar como tesis para mi graduación, en diciembre de este año. Paralelamente, estoy buscando el financiamiento para su elaboración a gran escala y colocarlo en el mercado interno. El siguiente paso sería su exportación”, afirma el talento, quien ganó en el 2019 la Beca Permanencia del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación.

El joven explica que la chía y la quinua son productos que son muy cultivados en la región Ayacucho, razón por la que los eligió para elaborar el cereal. Agregó el maíz amarillo duro por sus propiedades proteicas y de expansión (hinchar la masa). Según detalla, gracias a su esfuerzo, ya logró comprar una máquina extrusora de alimentos, que permite preparar los snacks sin que los productos que se usan pierdan su valor nutricional.

“Cuando uno apuesta por un proyecto, debe revisar bien los antecedentes, y no he visto un producto idéntico al que vengo realizando. Además, decidí realizarlo porque siento que, de manera sencilla, muchas personas podrán comerlo en cualquier momento del día”, explica el joven, natural de la provincia de Huamanga.

Durante su trayectoria universitaria, Jean también ha presentado otros dos proyectos, con los que buscó ganar diversos concursos académicos. Aunque no resultó ganador, no se ha rendido y plantea revisarlos y actualizarlos para hacerlos realidad dentro de poco tiempo. Se trata de la elaboración de aguardiente y de papel, ambos basados en la cabuya, una planta con múltiples beneficios y típica de las zonas andinas del Perú, sobre todo de la región Ayacucho.

El aguardiente de cabuya plantea ser una opción al tequila mexicano. En tanto, el papel de cabuya, que también incluirá la fibra de piña golden, fue reconocido por sus docentes como un sustituto para el actual papel, siendo una manera de evitar la tala indiscriminada de bosques.

Es importante destacar que estos productos nacieron durante la estadía de Jean en la Universidad Nacional Autónoma de Huanta. Esa casa superior de estudios fue fundada en el 2011 y obtuvo el licenciamiento en abril de 2017, lo que la convirtió en la segunda universidad pública del país en obtener este reconocimiento. De acuerdo a su página institucional (www.unah.edu.pe/), la universidad cuenta con tres escuelas profesionales: Administración de Turismo Sostenible y Hotelería, Ingeniería y Gestión Ambiental e Ingeniería de Negocios Agronómicos y Forestales.

Jean, un joven perseverante

Jean Mendoza es el último de cinco hermanos y proviene de una familia con escasos recursos económicos, por lo que sufrió muchas necesidades, a tal punto que, cuando era pequeño, su madre tomó la decisión de que abandonaran su hogar para producir una miniparcela en la puna y, de esa manera, ganar algo de dinero. “Yo me quedé en la provincia, al cuidado de mis hermanos mayores y tuvimos que vivir en casas de familias que precisamente se iban a las chacras a buscar una mejora económica», recuerda.

Nada de esto lo hizo decaer en sus ganas de salir adelante. Aunque desde muy joven pasó por diversos empleos, como vendedor de flores en un cementerio o techador de casas, siempre se mantuvo con buenas notas en su colegio. Cuando terminó la secundaria, usó el dinero que recaudó para prepararse en una academia e ingresar a la universidad. Su meta la cumplió en el 2017.

Los tres primeros ciclos de la carrera, Jean Mendoza logró costearlos trabajando, de lunes a viernes como ayudante en una ferretería, y los fines de semana, en labores de mantenimiento y cosecha en plantaciones de palta. Antes de iniciar su cuarto ciclo, unos compañeros le contaron sobre la Beca Permanencia del Pronabec, dirigida a estudiantes de universidades públicas con buen y alto rendimiento académico y clasificación socioeconómica de pobreza o pobreza extrema, según el Sistema de Focalización de Hogares (Sisfoh).

“Gracias a que estaba en el tercio superior, postulé y pude ser ganador. Fue un momento increíble. Era la ayuda que busqué por mucho tiempo para terminar mi carrera profesional. Todo valió la pena”, dice el flamante egresado, a quien la beca le ha cubierto los gastos de alimentación, movilidad local y útiles de escritorio.

Las metas de Jean aún son grandes: quiere terminar su proyecto, obtener el título profesional, estudiar una maestría y no ha descartado la idea de seguir Derecho, una carrera que también lo apasiona. “No te rindas nunca. Puede que haya tareas que nos parezcan estresantes, pero vale la pena hacerlas si es nuestro objetivo. Y si no ganamos algo, nos queda la satisfacción de haberlo intentado. Es bonito hacer algo nuevo”, agrega el becario.