Fuente: La Repùblica
Todo empezó con una rifa, el miércoles 15 de diciembre de 2010. La actividad profondos para financiar la campaña presidencial de Keiko Fujimori sorteaba 13 premios, pero solo uno fue entregado. Todos los demás, incluido el premio mayor, que era una camioneta Van marca Chevrolet del año, nunca fueron retirados. Cuando le tocó rendir cuentas al entonces secretario general del partido fujimorista, y jefe de la campaña, Jaime Yoshiyama Tanaka, declaró que mediante la rifa la organización había recaudado 2 millones de soles.
Una investigación de La República dejó en evidencia que había una serie de hechos que no encajaban. Por ejemplo, que a la única persona a quien Yoshiyama entregó su premio fue a la esposa del vocero del partido fujimorista, Jorge Trelles Montero, a quien este diario le preguntó sobre el sorteo y este señaló no conocer nada al respecto: “¿Qué? ¿Mi esposa ganó una rifa? Yo no sé nada. Ella no me ha contado nada”, dijo.
La prueba de que jamás apareció el supuesto ganador de la rifa que sorteó la propia Keiko Fujimori en el local de su partido, en compañía de la tesorera Adriana Tarazona Martínez, es una resolución directoral del Ministerio del Interior del 26 de abril que se adjudica el vehículo y lo transfiere en donación al Instituto Peruano del Deporte (IPD), 9 días antes de la segunda vuelta presidencial, entre Keiko Fujimori y Ollanta Humala, el 5 de junio de 2011.
Precisamente, el fiscal José Domingo Pérez, cuando solicitó la detención judicial de 19 personas implicadas en los aportes fraudulentos al partido fujimorista, además de Keiko Fujimoriincluyó a la tesorera Adriana Tarazona.
La hipótesis del fiscal Pérez es que la rifa fue para encubrir 2 millones soles derivados del aporte de 1 millón de dólares que hizo Odebrecht a la campaña de Keiko Fujimori que dirigió Jaime Yoshiyama.
La rifa trucha
Curiosamente, un día antes de la segunda vuelta de 2011, cuando las encuestas indicaban que Humala derrotaría a Keiko Fujimori, Yoshiyama denunció que los ladrones ingresaron en su residencia y se llevaron sus computadoras, en las que guardaba información confidencial, entendiéndose por la contabilidad de la campaña. Como lo reveló La República, Yoshiyama no solo no ratificó la denuncia sino que la policía tampoco encontró evidencia que confirmara lo dicho por el exjefe de campaña presidencial de Keiko Fujimori.
El caso no quedó en la simple sospecha. El 15 de diciembre de 2010, el día de la rifa, Keiko Fujimori declaró que su partido “imprimió 300 mil tickets, pero solo se lograron vender 200 mil boletos”. Sin embargo, la fujimorista Martha Chávez dijo en entrevista con Rosa María palacios que se vendieron más de 200 mil boletos “y se obtuvo más de 2 millones de soles”. Sin embargo, cuando dieron cuenta del evento ante la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), los fujimoristas declararon haber vendido 160 mil 631 tickets por 1 millón 566 mil 938 soles. Era evidente la contradicción, por lo que el director general de Gobierno Interior, Mayta CápacAlatrista, reclamó a Jaime Yoshiyama que presentara la evidencia documental de los boletos vendidos y no vendidos, el 12 de abril de 2011. Yoshiyama no lo hizo. Y el 4 de junio, denunció el falso robo en su vivienda.
De acuerdo con el brasileño Jorge Barata, Odebrecht le entregó a Jaime Yoshiyama y Augusto Bedoya Cámere 1 millón de dólares, a fines de 2010. Al cambio de la época, representan más de 2 millones 840 mil soles. De acuerdo con la hipótesis del fiscal, con las rifas justificaron 2 millones de soles del financiamiento de la campaña. Quedaba pendiente justificar los 840 mil soles.
Pista segura
El hilo de la madeja para descubrir cómo presuntamente se lavó dicho dinero fue la lista de aportantes que presentó el partido fujimorista ante la ONPE. Desde un principio fue altamente sospechoso que haya entregas de dinero de la misma cantidad incluso en céntimos. Pero también comenzaron a aparecer personas que alegaban que no habían donado ni un centavo.
Uno de estos aportantes fantasmas era Segundo Crisanto Pulache, un modesto empleado municipal de Nueva Cajamarca, distrito de la provincia de Rioja, en el departamento de San Martín. “Jamás aporté un solo céntimo a la campaña de la señora Keiko Fujimori en 2011. Esa es mi verdad y también lo sabe la fiscalía de Lima”, declaró Segundo Cristanto a La República el 17 de diciembre de 2017. Luego de seis años de la primera publicación sobre las rifas, la investigación continuaba.
“El congresista (fujimorista) Rolando Reátegui Flores manifestó a los militantes que era para justificar un sobregasto que hizo el partido durante la campaña presidencial de Keiko Fujimori. Yo recuerdo que el mismo Reátegui me dijo: ‘Crisanto, queremos que te pongas como aportante’. Así que firmé un papel en blanco”, relató Segundo Crisanto. Lo pusieron en la lista con 13 mil 845 soles, que en la época equivalía a 5 mil dólares. Como Crisanto, varios fueron consignados ante la ONPE con la misma cifra.
La República también entrevistó a otro de los falsos aportantes, Niczer Romero Villalobos, quien también aparece con 13 mil 845 soles.
La hipótesis del fiscal Pérez es que los fujimoristas usaron a varios de sus militantes para que aparecieran como donantes de 5 mil dólares cada uno y de esta forma justificar la entrega de 1 millón de dólares de Odebrecht.
Este diario también entrevistó a otro aportante de 13 mil 845 soles, Jorge Becerra Núñez, quien confirmó que jamás había entregado dicho dinero. Para el fiscal Pérez, todo coincidía.
En cifras
– 2 millones de soles reportó el fujimorismo que recaudó con la rifa.
– 5 mil dólares declaró cada falso aportante a pedido de Rolando Reátegui.
– 2,8 millones equivale en soles el millón de dólares que entregó Odebrecht a Jaime Yoshiyama.