Porque además de la descontaminación ambiental abre posibilidades de implementación forestal, paisajista y otros.
RCR, 20 de septiembre de 2016.- La remediación ambiental de suelos que lleva a cabo el Estado en la ciudad de La Oroya (provincia de Yauli, Junín) tiene un impacto enorme y su uso abre un abanico de posibilidades, manifestó el Dr. Manuel Bernales Alvarado, ex presidente de la Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conam).
En entrevista a RCR, Red de Comunicación Regional, el consultor de las Naciones Unidas en temas de desarrollo explicó que la remediación de suelos, que en este caso tiene que ver con fundiciones y minería, no sólo permite una sustitución con una cobertura vegetal, sino que puede tener distintos tipos de usos, sea forestal, paisajístico o como insumos (los residuos sólidos) para otro tipo de producción, tal como se hace en otros países.
Refirió que estas posibilidades tienen que ser determinadas por la población local y los técnicos que deben estar actualizados sobre tecnologías de punta que en algunos casos son caras y en otras no.
Desde el 2010, el Estado peruano a través de la empresa estatal Activos Mineros ha realizado una inversión de 34 millones de soles para la remediación ambiental de suelos en la zona urbana del distrito de La Oroya, tarea que ya ha culminado y se tiene previsto una inversión similar en la zona rural, trabajos que culminarán en el 2017.
De esta manera, el Estado está reduciendo riesgos parar la salud de la población y para el ambiente, asociados a la presencia de metales pesados diseminados en los suelos de la ciudad y áreas rurales de La Oroya como consecuencia de la actividad del complejo metalúrgico en el pasado.
Bernales Alvarado, dijo que las tareas de remediación se sustentan en dos aspectos legales, el principio de protección (que es responsabilidad del Estado) y el principio de gradualidad.
En este último aspecto, observó que es imposible saltar los pasos cuando no se tiene capacitación, tecnología ni los recursos disponibles, escenario que a veces genera la exacerbación de demandas.
Siempre en alusión a la problemática de La Oroya, finalmente llamó la atención que en la errada actitud de que la dación de una ley puede cambiar la realidad, ha habido una explosión de normas ambientales, y algunas son súper exigentes con las cuáles en vez de concretar proyectos, estos son sistemáticamente postergados, en algunos casos por buenas razones en otras con malos pretextos para que no se realice.