Giuliana Niquén, expositora del proyecto “Escuela para Padres”, organizado por la Derrama Magisterial, en Huánuco resaltó también la importancia que el país discuta y enfrente el bullying, por el grave peligro que significa para la consolación de una sociedad psicológicamente sana.
RCR, 27 de junio 2019.- La permanente comunicación familiar entre los padres y sus hijos, sobre la base de la confianza mutua, y en las que éstos últimos se sientan debidamente escuchados y comprendidos en todas sus inquietudes y problemas, es la base fundamental para prevenir el bullying o acoso escolar, afirmó la psicóloga educativa, Giuliana Niquén.
“Entonces, esto de la comunicación. Primero, que tienen que sentarse las bases, antes de que suceda cualquier situación de esta naturaleza. Las bases de la confianza, esta relación donde el niño se sienta aceptado, querido, parte del hogar. Porque los chicos que entran a estas situaciones son niños con una autoestima familiar baja, que no sienten identificados y valorados dentro de la familia. Y a veces son muy introvertidos, con poca posibilidad de comunicarse de manera asertiva”, subrayó.
En consecuencia, insistió en que el fomento de las bases de una comunicación asertiva previene este tipo de situaciones, junto con aprender a leer, el comportamiento del estudiante, que lo pueda diferenciar de uno anterior.
La psicóloga Niquén participa de la primera sesión en provincias del proyecto “Escuela para Padres”. organizado por la Derrama Magisterial. Ella expondrá el tema central de este encuentro, que será la conferencia “Acoso y Agresión Escolar. Bullying, Prevención e Intervención Educativa“.
El ciclo de conferencias “Escuela para padres”, de la Derrama Magisterial, busca promover conocimientos científicos que fomenten un clima escolar positivo. El ingreso es libre y la presente jornada se desarrollará en el Instituto Educativo Julio Armando Ruiz Vásquez, del distrito de Amarilis (Huánuco).
En declaraciones a Red de Comunicación Regional (RCR), Niquén resaltó también la importancia de que el país entero discuta y enfrente el bullying, por el grave peligro que significa esta anomalía social para la consolación de una sociedad psicológicamente sana.
“Porque es importante (no solo) para la familia. Es importante para el país entero. Porque cuando egresan estos chicos de las escuelas, con estas características de ser agresores, (debe entenderse que) el agresor no se vuelve una buena persona o un buen ciudadano de la noche a la mañana, espontáneamente. Va a mantener esa conducta agresiva, Y es precisamente lo que luego observamos en el pandillaje, y luego en la delincuencia. Entonces, hay una serie de aspectos que van a irse afectando para un país”, enfatizó.
Por ello, insistió en que si la familia aborda este problema como si fuese una situación ajena, los jóvenes que egresen de las escuelas con depresión, siendo agresores, con poco respeto a las normas, sin aporte a la ciudadanía, sin valores claros desarrollados, entonces –anotó- el país va a sufrir las consecuencias que estamos viviendo actualmente.
La coordinadora del Servicio de Tutoría y Consejería de la Facultad de Educación de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, consideró igualmente importante que la familia evalúe exhaustivamente a sus hijos, cuando se han convertido en agresores y agentes directos de la práctica del bullying.
“Necesitamos que las familias identifiquen cuales son los modelos, cuales son la interacciones que han generado que este chico sea un agresor. Porque se trata precisamente que agresores, agredidos, observadores, testigos, en la escuela, sean tratados de manera la salud y el bienestar psicológico de estos niños, se desarrolle. Si hay una disciplina que es permisiva, si hay una disciplina que es autoritaria. Si hay buena madre que está sola con los hijos, se requiere que se analice”, apuntó.
¿Qué es el bullying?
Explicó que el bullying o acoso escolar o maltrato entre padres, es un comportamiento reiterativo que se da en la escuela y, generalmente, las personas agresoras están en función de superioridad e intimidación frente a su potencial víctima.
“El agredido se encuentra en una situación de indefensión Y, además, las consecuencias para éste y para todos los que participan de este tipo de hechos son a largo plazo. Generan secuelas de tipo físico, que son las de menor cantidad de situaciones. Pero hay una cantidad enorme de estudiantes que tienen, posteriormente, consecuencias psicológicas a la depresión, la ansiedad, a la baja autoestima. Que sean vulnerables, a futuro, para situaciones parecidas”, detalló.
Advirtió, incluso, que este tipo de acoso puede extenderse a otros ámbitos, ajenos al universo escolar, como es el laboral.
“Inclusive, cuando van a trabajar, pueden ser objeto de este tipo de acoso que, obviamente, ya no es escolar, sino es un acoso o violencia de otra naturaleza. A lo que vamos es que si no hace nada por este estudiante que están viviendo esta situación en la escuela, las consecuencias son a muy largo plazo”, puntualizó.
Señales de alerta
Refirió que el cambio abrupto de comportamiento es la principal señal de alerta que nos permite detectar que el niño está siendo objeto de este tipo de violencia física y psicológica.
“Por ejemplo, si es un niño tranquilo que en la casa respeta las normas, cuando empieza a ser agredido en la escuela, resulta que como no puede defenderse, pero está cargando emociones negativas, está cargándose de cólera y de ira, va a casa y puede agredir a los padres y hermanos… Algunos, se aíslan de la familia, se aíslan en la escuela y hay una depresión que se va a dando en el estudiante”, aseveró.
Indicó además que para lograr que el menor víctima de bullying pueda exteriorizar su problema, requiere que éste desarrolle un fuerte nivel de confianza en el adulto a quien decida expresar su aflicción.
“¿Por qué los estudiantes no cuentan lo que les pasa en las escuelas? Generalmente, lo que tienen es miedo. Medo a que la situación de bullying se agrave y se haga más intensa, porque existen las venganzas. Tienen mucho miedo también de que los padres vayan a la escuela y se quejen. En algunos casos, los padres van directamente y buscan al estudiante agresor. Y, entonces, la situación empeora. Entonces, estos estudiantes no hablan por temor a que la situación se agrave”, especificó.
Y alertó que, luego, como cada quien regresa a cumplir con sus respectivos roles dentro de la sociedad, el estudiante vuelve a quedar encerrado en su soledad, “enfrentando una situación ahora más difícil que se ha duplicado en riesgo”.
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