Fotografía: INIA
RCR, 12 de octubre de 2020.- El jefe del proyecto café en la zona del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem) del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) del Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri), José Tejada, informó que un equipo de técnicos viene realizando trabajos de investigación directamente en las parcelas de producción de los agricultores cafetaleros, para el control de plagas con productos biológicos que no dañan el ambiente.
“Cuando hablamos de controladores biológicos nos referimos a organismos vivos que tienen la particularidad de poder combatir, interceptar y destruir el desarrollo de algunas plagas sobre los cultivos de interés. Dentro de este grupo se encuentran los microorganismos y también algunos insectos. En esta primera etapa nosotros, para el cultivo del café, estamos utilizando mayormente microorganismos”, explicó a través de Red de Comunicación Regional (RCR).
Expresó que lo que se busca con ello es reducir el impacto de algunas plagas importantes como, por ejemplo, la roya del café. “Nos vino de sorpresa el 2012 y el 2013, se hicieron una serie de ejercicios y actividades dentro del ministerio para superar el daño. Por lo mismo, el INIA está haciendo trabajos de investigación, pero a diferencia de hacerlos en pequeñas áreas controladas, lo estamos haciendo directamente en las parcelas de producción de los agricultores”, dijo.
Señaló que ahora se está tratando de dar celeridad a los resultados. “En lugar de hacer un trabajo en los laboratorios e invernaderos y después llevarlo al campo, que eso toma varios años, ya estamos haciendo la investigación directamente en el campo. Una vez que hemos definido como se comportan los microorganismos versus las plagas, vamos registrando la información en un catálogo tecnológico, donde vamos a poder compartir las experiencias que hemos tenido en el Vraem”, indicó.
“El uso de agroquímicos y agrotóxicos por el agricultor son sustancias químicas que a la larga destruyen el ecosistema y destruyen los microorganismos eficientes que están en el suelo y en el ambiente. Ellos de manera natural controlan muchas plagas y preservan el ambiente. En el suelo hay millones de partículas que para que no se erosione por las lluvias, necesita tener un pegamento conocido como coloide, ese coloide lo fabrican los microorganismos y cuando aplicamos un herbicida lo eliminamos. El utilizar productos biológicos le va a permitir al agricultor recuperar su suelo”, precisó.
Resaltó que “ahora si el agricultor quiere cambiar de cultivo, qué le espera cuando tiene un campo lleno de agroquímicos, no le espera mucho con el nuevo cultivo”. “Entonces, esta es la oportunidad que el INIA y el Ministerio de Agricultura están concretando, para que al agricultor se reencuentre con tecnologías ancestrales para tener centros de producción, que puedan brindar los ingresos y mejoras económicas que el agricultor se merece”, puntualizó.
“El hecho de trabajar directamente con el agricultor en el campo no solo le permite conocer todas las tecnologías, sino que participa en la investigación y conjuntamente con el técnico agropecuario van evaluando cómo va la evolución del campo. Lo que buscamos con estos agricultores es que se conviertan en promotores de asistencia técnica (PAT), para que sean centros de difusión y capacitación y de transferencia tecnológica entre sus vecinos cafetaleros”, destacó.
Manifestó que de esa manera, se va a tener un efecto dominó, hoy día tenemos 49 personas que las estamos formando, pero ellas van a formar a otras 50. “Entonces, el INIA también va a continuar con el monitoreo para ver el desempeño y el desarrollo de las enseñanzas y toda la tecnología que año a año se tienen que ir evaluando y viendo cómo se ponen en valor en cada escenario productivo”, anotó.
Planta de compost
Tejada enfatizó que en la estación experimental Samaniato, ubicada en el centro poblado del mismo nombre, distrito de Kimbiri, en Cusco, se instaló hace dos años una planta moderna para la producción de abonos orgánicos.
“En esta planta lo que hacemos es recoger todos los residuos de cosecha y realizamos una serie de ensayos, para ver qué producto final tenemos. Este compost es llevado a las diferentes parcelas, en donde venimos interviniendo, y vemos no solamente el resultado en el desarrollo fisiológico de la planta, sino también como alberga y brinda mejor nicho de desarrollo para todos los microorganismos del suelo no solo para combatir la plaga, sino también para mejorar la calidad nutricional de los suelos”, subrayó.
“En esta planta desarrollamos tecnología, aprendemos en conjunto todos los técnicos, y capacitamos a todos los agricultores a que miren las plantas y los procesos. Nuestros técnicos salen a campo para que puedan reciclar sus cosechas y puedan tener una mejor dotación de abonos orgánicos en sus parcelas”, añadió.
Informó también que el INIA tiene una red de estaciones experimentales. “La del Vraem es una estación joven, hay estaciones experimentales que tienen mejor experiencia en cultivos tropicales. Sin embargo, el trabajo que se hace en cada estación experimental está destinado a temas puntuales, de tal manera que cada una comparte con el resto todo el aprendizaje y los resultados que se ha venido logrando en cada proyecto. La experiencia del Vraem, que concluirá en junio del 2022, se debe estar compartiendo con todas las estaciones experimentales y todas las organizaciones cafetaleras, para que puedan ser utilizadas en Cajamarca, San Martín, Amazonas, Huánuco y Junín”, indicó.
“Nosotros realizamos una renovación de cafetales de manera sistemática. Si el agricultor ha sido afectado por la roya no intervenimos el 100% de su terreno, sino que año a año le vamos renovando de media a una hectárea, para ver cómo se comportan las variedades y cómo van a reaccionar respecto al tratamiento que le estamos dando. Hay los 600,000 plantones se están sembrando desde el 2018 y vamos a terminar el último lote de siembra el próximo año, porque son 49 productores”, remarcó.
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