RCR, 03 de agosto de 2020.- Jaime Antezana, especialista en seguridad, orden interno y narcotráfico, sostuvo que el Gobierno en lugar de cuestionar el informe de la Casa Blanca, sobre la expansión del cultivo de coca en el Perú a 72 mil hectáreas, debería realizar una nueva medición de las áreas cultivadas. Señaló que actualmente el narcotráfico exporta droga por diversas vías áreas clandestinas hacia el Brasil.
“El Gobierno en vez de recusar el informe de la Casa Blanca que está bien sustentado, lo que debe hacer es una nueva medición y no tomar siempre a Naciones Unidas como el único referente, hay que ir más allá”, dijo a través de Red de Comunicación Regional (RCR).
Señaló que el informe de la oficina de la Casa Blanca para la coordinación de políticas antidrogas es un informe que se acerca a la realidad de la superficie de la coca y de la producción potencial de cocaína. “En los últimos años, en el Perú hemos vivido con cifras potenciales que no se acercaban a la realidad. Se había hablado de 50 mil hectáreas de coca y de alrededor de 400 a 500 toneladas de producción de cocaína, pero estas cifras no corresponden a la realidad”, indicó.
“El informe habla de 72 mil hectáreas y más de 700 toneladas de producción de cocaína y creo que es lo más cercano a lo que está pasando. Incluso, el propio Devida estuvo empeñado, antes de la pandemia, en la necesidad de recalcular todo. Por ejemplo, para el Vraem solo le asignaban entre 19 mil a 24 mil hectáreas. En el Vraem debe haber más de 30 mil hectáreas, porque en la zona la erradicación fracasó el año pasado”, comentó.
“Los sembríos de coca han crecido demasiado, por ejemplo, la provincia de Condorcanqui, Amazonas, que está siendo afectada con mucha fuerza por el coronavirus, es una de las zonas de mayor producción de coca en esa región. Hay que tener la voluntad de recalcular la superficie de la producción de coca, la productividad y la producción de cocaína, porque si no vamos a creer que el suelo está parejo cuando en realidad está disparándose como dice el informe que ha sido publicado por medios internacionales”, precisó.
Explicó que “hay un factor de fondo y es que hoy se ha mundializado el consumo de la cocaína”. “En este siglo se ha hecho planetario el consumo de todas las drogas. En los 80 y 90 el consumo era en Estados Unidos, Europa y Asia, pero en este siglo se han abierto los mercados de África y Oceanía, y se ha consolidado el mercado de América Latina. Brasil es uno de los principales países de consumo planetario. Hoy no hay un solo continente que no consuma cocaína”, dijo.
“Lo que ha ocurrido es que se paralizó la producción de coca y de drogas cocaínicas y en cierto modo la distribución transnacional de cocaína por la pandemia y la cuarentena que ha habido en el Perú y gran parte del mundo, pero lo que no se redujo es la demanda de las drogas. Cuando ocurre la crisis sanitaria, el narcotráfico sufrió, como toda industria, una contracción, una parálisis y distribución de la droga. Entre abril y mayo, lo que buscaba salir era el stock y los narcos trataron de restablecer los canales de distribución nacional e internacional”, indicó.
Reveló que “en junio se desbocó la distribución de droga, surcaron las fronteras y se privilegió la vía marítima y la vía aérea clandestina con un nuevo elemento, que ahora sacamos cocaína nuevamente por Colombia”. “La pista de aterrizaje que se encontró en Mórrope, Chiclayo, y los vuelos de Bagua y Condorcanqui van a Colombia. El puente aéreo de Perú-Bolivia-Brasil ahora tiene como nuevo ingrediente que los vuelos van hacia Colombia para ir de ahí a Brasil. El narcotráfico buscaba sacar el stock, que estaba en los puertos. El narcotráfico busco sacar por estas dos vías la cocaína y ahora está saliendo por todos lados la cocaína”, subrayó.
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