“Hemos discutido muchos temas diferentes. Algunos muy buenos y algunas dificultades”, dijo Trump.
Washington (AFP).- El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, dijo este jueves que espera poder trabajar junto al mandatario saliente, Barack Obama, facilitar la transición de poder, y hasta abrió la puerta a recibir consejos.
“Hemos discutido muchos temas diferentes. Algunos muy buenos y algunas dificultades. Espero poder trabajar con el presidente en el futuro, inclusive recibir consejos”, dijo Trump en el Salón Oval de la Casa Blanca al fin del histórico encuentro.
Obama y Trump dejaron de lado las asperezas de la campaña electoral y tuvieron una “excelente conversación” para dar partida al proceso de transición al nuevo gobierno.
“Tuve una excelente conversación con el presidente electo Trump”, dijo Obama luego de un histórico encuentro en el Salón Oval de la Casa Blanca, lugar símbolo del poder presidencial estadounidense.
“Abordamos la política exterior y la política interna”, refirió Obama, al señalar que también se tocaron aspectos organizativos.
Obama señaló que su prioridad “número uno en los próximos meses es tratar de facilitar la transición que asegure que nuestro presidente electo sea exitoso”.
Por su parte, Trump -quien en la campaña había definido a Obama como “el presidente más ignorante de la historia”- dijo sentirse “honrado” con el encuentro.
Obama ya dio instrucciones a su equipo para que garantice una transición tranquila del poder al nuevo gobierno. Trump deberá asumir formalmente el mando el 20 de enero.
El actual y el futuro mandatario inclusive se permitieron este jueves una rápida broma cuando el grupo de periodistas comenzó a lanzar preguntas dentro del Salón.
Obama tomó a Trump por el brazo y le dijo: “Aquí tienes una buena regla: nunca respondas preguntas cuando ellos comienzan a gritar”.
Dar forma al nuevo gobierno
Varias ciudades de Estados Unidos han sido desde el miércoles escenario de manifestaciones en rechazo a la elección de Trump.
Este jueves, las calles aledañas a la Casa Blanca fueron cercadas, aunque solamente en una plaza próxima era posible ver a un puñado de personas que protestaba con pancartas que decían “NotMyPresident” (No es mi presidente).
Mientras tanto, lejos de la prensa, la primera dama Michelle Obama recibió a Melania Trump en la residencia oficial presidencial.
La agenda de Trump este jueves en Washington incluía una reunión con el presidente del Senado, Mitch McConnell, posteriormente tendrá un encuentro con el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan.
La relación entre ambos es difícil, luego de que Ryan anunció en plena campaña electoral que no le apoyaría, aunque al final le dio su voto.
Como parte del inicio del complejo proceso de transición del poder en Washington, el equipo de asesores de Trump ya comenzó a discutir los nombres de su gabinete de gobierno.
El ex presidente de la Cámara de Representantes Newt Gringrich es uno de los nombres que se maneja para asumir el departamento de Estado, así como el del legislador Bob Corker, presidente de la comisión de Relaciones Exteriores del Senado.
El senador Jeff Sessions, integrante de la comisión de las Fuerzas Armadas en esa cámara, es mencionado como posible secretario de Defensa.
En el área económica, analistas mencionan al banquero Carl Icahn así como Steve Mnuchin, ex alto funcionario de Goldman Sachs.
Control total
Con la elección del martes, los republicanos mantuvieron el control de las dos cámaras del Congreso, lo que asegura a Trump un gobierno sin mayores tropiezos ni la necesidad de negociar constantemente con el partido Demócrata.
Además, Trump tendrá en sus manos la nominación del juez faltante en la Corte Suprema, una decisión que garantizará una mayoría de línea conservadora en la máxima instancia judicial del país.
Después de la repentina muerte del juez ultraconservador Antonin Scalia en febrero, la Suprema Corte tiene un número par de jueces.
Obama llegó a nominar al juez moderado Merrick Garland para ese puesto, pero los republicanos bloquearon el nombramiento.
Con la Casa Blanca y el Legislativo en sus manos, los republicanos tendrán el poder para deshacer las reformas de Obama, en particular su controvertido programa de asistencia sanitaria conocido como “Obamacare”.