Por Ana Inés Reategui Vela
Contar con una infraestructura adecuada es indispensable tanto para sostener nuestro crecimiento económico como para mejorar las condiciones de vida de todos los peruanos. Su importancia es aún mayor dado el actual contexto de crisis internacional, el cual nos empuja a elevar nuestros niveles de acceso y competitividad.
Uno de los pasos para elevar la competitividad sería darle mayor protagonismo al principal agente de las inversiones a nivel nacional, ProInversión, en una búsqueda por acelerar los procesos, muchos de los cuales se encuentran detenidos actualmente. No olvidemos que este organismo es un gran ente que coordina con todos los niveles del Estado, cada uno de los cuales tiene una opinión respecto a determinados proyectos, lo que muchas veces no permite sacar adelante éstos con la rapidez que se requiere.
Por el lado de los gobiernos subnacionales, subsiste en ellos los problemas relacionados al estancamiento en la parte técnica y metodológica, situación que impide el desarrollo de grandes obras de infraestructura. Una alternativa frente a este atasco sería hacer una campaña de masificación del conocimiento para una adecuada formación de los proyectos, porque también se corre el peligro de que una vez culminados éstos, sean rechazados por las instancias encargadas de su evaluación.
Pero, la falta de técnicos no es el único problema que se experimenta en estos niveles de gobierno, sino que su burocracia resulta extremadamente desalentadora. Es denominador común en estas instituciones que los funcionarios hagan las cosas con lentitud, sin una actitud proactiva y esperando que el plazo de sus jefes (autoridades políticas) venza. El razonamiento parece ser el siguiente: “Si mi jefe ya se va a ir en uno o dos años, para qué voy a apurarme”.
Debido a ello, es de necesidad perentoria que el Gobierno dicte medidas para que, cuando se trate de proyectos de infraestructura, la burocracia asociada a ellos actúe más rápido.
Existe asimismo un fenómeno que no se puede generalizar, pero que tampoco se puede negar, que es la corrupción. Ésta le hace un tremendo daño a todos los niveles de gobierno pues existen muchas obras que se buscan hacer para poder cobrar una “comisión”, sin importar a veces cómo se haga o si realmente resolverá el problema que buscaba solucionar la obra.
Por otro lado, si bien algunos lo consideran una traba para la inversión en infraestructura, el Sistema Nacional de Inversión Privada (SNIP) es importante debido a que toda inversión antes de llevarse a cabo debe ser analizada con detenimiento. Como metodología, como disciplina y sobre todo en un país que todavía carece de institucionalidad, el SNIP cumple un rol fundamental.
Lo que sí es cierto es que existe casuística de algunos proyectos en zonas rurales o alejadas que no ha sido recogida adecuadamente por este sistema, ya que lamentablemente éste está diseñado para estándares más urbanos. Lo ideal sería que se incorporen al actual SNIP algunos nuevos parámetros que permitan desarrollar proyectos de infraestructura en aquellos lugares que no se amoldan a los estándares actuales.
¿En qué aspectos se debería enfocar principalmente el Estado para lograr superar el déficit de infraestructura que aqueja al país?.
Ana Reátegui Vela
Profesora del área de Finanzas, Contabilidad y Economía MA, ESAN, Perú. Diploma de Estudios Superiores Especializados en Comercio Internacional, DESS, Université Val de Marne, París, Francia. Economista, Universidad de Lima, Perú.
Profesora de la Maestría en Finanzas de ESAN.