En Vivo

HUÁNUCO SE PREPARA PARA CELEBRAR LA FESTIVIDAD DE LOS NEGRITOS EN HONOR AL NIÑO JESÚS

  • Es la fiesta de Navidad más grande del mundo y se espera recibir unos 50,000 turistas

Huánuco, 6 de Diciembre de 2024.- La región Huánuco se prepara para celebrar, como todos los años, la tradicional Festividad de Los Negritos, la fiesta más larga del mundo en honor al Niño Jesús para lo cual movilizará unos 10,000 danzantes y se espera recibir alrededor de 50,000 visitantes, entre turistas nacionales y extranjeros.

El lanzamiento de la festividad se realizó ayer en el palacio de la Municipalidad Metropolitana de Lima, en la cual el alcalde provincial de Huánuco, Antonio Jara Gallardo, acompañado de la regidora provincial Lida Valdiviezo, expresó que existe una enorme expectativa no solo en el Perú sino también en otros países, por la tradicional festividad huanuqueña donde esta ciudad se viste de gala, tradición y alegría, pero también de un profundo fervor religioso, para celebrar la llegada del Niño Jesús.

«Somos una tierra hospitalaria, con el mejor clima del mundo y un fiesta muy hermosa, llena de tradición y con la Navidad más grande del mundo y por eso quiero invitar no solo a los ciudadanos de Lima sino del Perú y del mundo a que nos acompañen en esta fiesta, que es un orgullo para los huanuqueños y donde Los Negritos de Huánuco, declarados como Patrimonio Nacional de la Nación, son los grandes protagonistas», expresó el burgomaestre a la Agencia Andina.

Explicó que durante la festividad, que se desarrolla desde el 24 de diciembre hasta el 19 de enero, se movilizan 150 cuadrillas, entre ellas dos de mujeres y que involucra a toda la región además del gran movimiento comercial con los preparativos con varios meses de anticipación por ser la fiesta principal de Huánuco.

SEGURIDAD PARA LOS TURISTAS

El alcalde Jara Gallardo dijo luego que se están tomando todas las previsiones del caso para dar todas las garantías a los turistas tanto en seguridad, alojamiento, transportes y atención en restaurantes.

«Llegar a Huánuco no es difícil tenemos 5 vuelos diarios, hay capacidad hotelera, una buena y tradicional gastronomía, buenos restaurantes y la carretera ha mejorado de Lima a Huánuco vía Canta. No habrá problemas en llegar y por eso los esperamos con los brazos abiertos», remarcó al terminar el lanzamiento de la festividad en la Municipalidad de Lima.

El alcalde llegó con mas de 30 danzantes de Los Negritos que mostraron parte de su arte, primero en la sede del municipio y luego en la  Plaza de Armas, frente al palacio municipal.

Los limeños, entre ellos varios huanuqueños que se enteraron del lanzamiento de la festividad en Lima pero también un buen número de turistas extranjeros,  aplaudieron a los danzantes que formaron las dos filas encabezada por los caporales además del turco, la dama y el abanderado.

Bajo los acordes de la banda de músicos, el sol del mediodía hizo brillar aún más los trajes dorados de los negritos acompañados del sonido de los cascabeles y los vistosos sombreros con plumas de colores de casi de un metro de tamaño.

TRADICIÓN DESDE EL VIRREINATO

La danza de Los Negritos de Huánuco -declarada como Patrimonio Cultural de la Nación mediante Resolución Viceministerial N° 000166-2021-VMPCIC/MC del 7 de julio del 2021-  es una de las danzas mas conocidas del Perú, erigiéndose, por su esplendor visual y sus componentes, en un emblema de la tradición popular huanuqueña.

Una historia conocida señala que el origen de la danza se debe a que el caballero español Fermín García Gorrochano, que hacia 1620 residía en una finca ubicada en el perímetro de la Plaza de Armas de Huánuco, reorganizó las danzas religiosas originarias de sus esclavos, bajo un patrón de danza cortesano, como vehículo de veneración al Niño Jesús.

De esta iniciativa no solo saldría el nombre del personaje de la cuadrilla llamado corrochano o corochano, sino el frecuente recurso del látigo, que remite al uso de la fuerza por parte del patrón español, tanto sobre los esclavos como sobre las poblaciones nativas sometidas al régimen de servidumbre.

Desde sus orígenes en el Virreinato, la organización de esta danza estuvo a cargo de las cofradías, organizaciones dedicadas al culto y mantención de los templos, correspondientes a los barrios y anexos antiguos de la ciudad de Huánuco, las cuales organizaban el cuerpo de baile de negritos bajo la modalidad de cuadrillas.

Las cofradías de los barrios de Huallayco y San Juan son de las primeras de las que se tiene registro que organizaron cuadrillas de Negritos.

Esta forma de organización fue superada por el crecimiento urbano del siglo XX, siendo las cofradías del centro de la ciudad las únicas de corte tradicional que se mantienen hoy en día.

En la actualidad, son las cofradías de los barrios, distribuidas por los actuales distritos de la ciudad de Huánuco y de los distritos dentro de la provincia homónima, quienes conforman las cuadrillas de Negritos.

En las tres últimas décadas esta popularidad se ha acrecentado, existiendo hoy en día alrededor más de 100 cuadrillas, lo que ha redundado también en el crecimiento económico de la región.

La organización de la Festividad del Niño Jesús está a cargo de los mayordomos, quienes contratan a las cuadrillas de Negritos, a las bandas de música, la comida y la bebida.

Los mayordomos deben escoger con anticipación a los caporales, de entre los más experimentados bailarines, puesto que su papel será capitanear al conjunto principal.

Cada día de fiesta tiene un mayordomo distinto, que es reemplazado formalmente al finalizar la jornada del día, con un acto ritual llamado trucay o cambio de las ofrendas del día.

Cada cuadrilla consta de 25 a 30 miembros repartido en dos secciones diferenciadas, y que incorpora personajes jerarquizados.

El cuerpo principal de la cuadrilla está compuesto por los negritos pampas, definidos popularmente como esclavos, organizados por lo general en doce parejas de danzantes.

Dos de ellos tienen el papel de caporales, que a modo de capataces de hacienda, ordenan las mudanzas o pasos a seguir.

Otros dos asumen el papel de guiadores, responsables de que los pampas sigan las órdenes de los caporales, y actúan a veces de suplentes.

El otro conjunto está formado por una serie de personajes de alta jerarquía y sus albaceas. Al frente de todos se presenta una pareja compuesta por el turco y la dama, quienes dominan el grupo a manera de soberanos, quienes son acompañados por los corrochanos además de dos abanderados o portaestandartes.

El momento central de la presentación de los Negritos de Huánuco es el acto de veneración a la imagen del Niño Jesús.

Las cuadrillas llegan bailando a la Iglesia y desde el pórtico o ante el altar principal rinden homenaje a la imagen, que es sostenida por los mayordomos y custodiada por los colaboradores de aquellos.

Ante la imagen, los negritos interpretan su danza, sucediéndose de dos en dos los caporales, los negritos pampas, los corrochanos, los abanderados, y finalmente la dama y el turco, cada uno siguiendo un paso adecuado a su papel, y al compás de las tonadas características de cada personaje.

El acto final, llamado ayhuallá, consiste en que todos los presentes, tomados de la mano, recorran las calles bailando una tonada de despedida, alternada de tramo en tramo con huainos.

En esta despedida se rompen las fronteras entre los bailarines y el público espectador, con lo que se pasa de representar una situación de servidumbre a otra de igualdad entre los miembros del conjunto y entre éstos y el público.

LA VESTIMENTA

La vestimenta es el aspecto más reconocido de la danza Los Negritos de Huánuco. En su elaboración tienen papel importante los talleres de bordaduría que, con una vistosidad barroca, desarrollan la indumentaria de los danzantes.

El atuendo de los negritos consta de un pantalón blanco con franjas cosidas de tela ricamente bordadas, y sobre la cual van cosidos pañuelos de colores en la parte superior de las piernas.

Como saco usan el cotón, prenda hecha con pana o terciopelo que va hasta la cintura, cubierta con bordados y aplicaciones de hilos de oro y bisutería, grandes charreteras sobre los hombros, y broches en los codos que sostienen largas cintas de colores.

Sobre el pecho, los negritos lucen una ancha corbata, también bordada. En la mano derecha llevan los chicotillos, cadenas doradas de metal ligero que llevan a modo de recordatorio de la esclavitud ya superada, y campanillas que hacen sonar rítmicamente con los pasos de baile.

Calzan botines de caña alta, de tela de pana bordados con motivos similares a los del cotón, y cubren sus manos con guantes negros de cuero.

Los capataces llevan, además, látigos que sacuden para indicar el cambio de mudanza. El tocado es llamado pastorina, sombrero ligero de ala ancha curvada hacia arriba, de cartón forrado de tela y bordado con cuentas y perlas, coronado por un gran penacho de plumas de colores y con una cortinilla de cuentas pendiendo del ala del sombrero.

La máscara de cuero o charolina negro, es otra indumentaria muy importante, que cubre toda la cabeza, con los rasgos estereotípicos atribuidos al poblador de origen africano, y una barba elaborada con cuentas de perlas cosidas al cuero.

Los corrochanos son una caricatura del hidalgo español, cómicamente insolente, cuyo nombre se dice derivado del hacendado español de apellido Gorrochano, de memoria especialmente ingrata.

Su vestimenta se distingue de la de los negritos por el uso de una máscara de cuero o charolina blanca, con cabello y pelo facial blanco y abundante, gran nariz y labios de rojo intenso. Lucen un pantalón, chaleco y levita blancos, esta última con charreteras en las cuales penden cintas multicolores.

Llevan también un sombrero de copa muy alto, una matraca en la mano derecha y un látigo corto en la izquierda.

Los abanderados, visten un traje de color entero, derivado del traje español aristocrático de finales del siglo XVIII similar al traje de luces de toreros, sobre el que llevan una gran capa del mismo color y máscaras de malla rosadas con cejas, bigotes y barba negros.

El turco y la dama, representan a la aristocracia colonial de origen peninsular. El turco, cuyo nombre remite al poblador musulmán, lleva un traje de color similar al de los abanderados, recamado con encaje dorado y hombreras.

Luce una máscara de malla del clásico rostro de caballero elegante de bigotes recortados, y un sombrero de ala ancha.

La dama, matrona que hace de compañera del turco, viste un traje entero inspirado en la moda femenina de mediados del siglo XIX, con saquillo y falda amplia, ambas piezas decoradas con encaje y cintas de seda, y también un sombrero de seda de ala ancha.

Fuente: Andina, Agencia de Noticias