Fuente: La República
Según los datos recogidos en el informe “La seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo” de la ONU, en el 2017, 821 millones de personas no ingerían las calorías mínimas suficientes para su actividad diaria. Este número aumentó en 15 millones con respecto al año anterior.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) junto con otras cuatro agencias de la ONU, informaron que los principales responsables de este retroceso son los conflictos, los eventos climáticos extremos y las crisis económicas.
El informe explica que el Fenómeno del Niño de 2015 y 2016 afectó la agricultura de países altamente dependientes de ella, donde millones de personas se quedaron sin alimentos al no tener agua suficiente para que crezcan sus cultivos, ni el pasto para los animales. La falta de lluvia causa más del 89% de los daños y pérdidas totales en la producción agrícola y ganadera.
Kostas Stamoulis, director adjunto de la FAO asegura en una entrevista al diario El País, el que es necesario mejorar la resilienciade las personas ante los eventos climáticos extremos, es decir, fortalecer su capacidad de adaptarse, resistir y reponerse ante una adversidad. “Piensa en un terremoto. En función de cómo de fuerte sea una casa, aguantará o colapsará. No podemos cambiar la intensidad del sismo, pero sí la resistencia de la vivienda. Lo mismo hay que hacer con las personas: prepararlas para lo peor.”
La obesidad es otro problema de salud pública que el informe de la ONU pone en contexto. Explica que, aunque quienes sufren de subalimentación se encuentran principalmente concentrados en países pobres, las personas con obesidad no necesariamente están en los países ricos.
Existen varios factores que explican por qué sucede esto, uno de ellos es, según los investigadores, que los cambios sociales, demográficos y económicos en países de bajos o medios ingresos han conducido a una alteración de estilo de vida y hábitos que provocan el consumo de comida procesada con muchas calorías y alto contenido de grasas, azucares y sal.
“Los alimentos más nutritivos y frescos son más costosos y quienes tienen menos recursos tienden a comprar otros más calóricos y de peor calidad nutricional”, apunta Sánchez –Cantillo, de la FAO.
La FAO se encuentra buscando soluciones para revertir la pobreza en el mundo. “Tenemos que ser positivos y creer que lograremos alcanzar los objetivos propuestos por la ONU para el 2030, porque si nos damos por vencidos ahora, no lo conseguiremos”, añade el director adjunto de la FAO.