Exhaustiva radiografía económica y social publicada por ex ministro de Economía Luis Carranza.
“Apurímac y el camino a la prosperidad” es un artículo publicado este martes por el ex ministro de Economía y Finanzas Luis Carranza en el diario El Comercio. Se trata de una minuciosa radiografía de cómo las inversiones –con el proyecto minero Las Bambas como principal locomotora- está transformando dramáticamente el rostro económico y social de esta región andina, hasta hace pocos años una de las más pobres del Perú.
El ex ministro recuerda que hasta hace unos años esta región se encontraba en un estado de casi inexistente crecimiento económico y elevada pobreza. En el 2007, los indicadores de Apurímac como PBI per cápita, nivel de pobreza y desnutrición crónica estaban en las ubicaciones 24, 23 y 20, respectivamente, de un total de veinticuatro regiones.
Este escenario de pobreza extrema ha comenzado a cambiar. Carranza destaca que la acertada decisión de la población y sus autoridades de apostar por el crecimiento económico impulsado por la inversión es el factor decisivo del cambio y, precisamente el proyecto Las Bambas se ha convertido en el motor del crecimiento económico de Apurímac (situación que es todo lo contrario en esa otra región peruana privilegiada por sus enormes riquezas mineras: Cajamarca).
Es así que, en los últimos ocho años el PBI real de Apurímac ha crecido en promedio más de 8% anual. En sus etapas iniciales de exploración, construcción y desarrollo, el proyecto minero ha generado una fuerte dinámica sectorial, principalmente en construcción, servicios y agricultura que han aumentado en el mismo período –sorprendentemente- 260%, 57% y 44% en términos reales, respectivamente.
El ex ministro recuerda que el ingreso promedio mensual por persona en la región ha aumentado en 114% entre el 2007 y el 2015 (pasó de 432 a 926 soles). Al 2015, el 98,8% de las personas económicamente activas se encuentra laborando. Los sectores que más han crecido en empleo son construcción, hoteles y restaurantes, minería y comercio alcanzando un incremento de 103%, 54%, 45% y 41%, respectivamente.
Todo este fuerte dinamismo económico ha permitido que la pobreza regional disminuya de manera sustancial, de aproximadamente 74% en el 2009 a 36% en el 2015. Se tratan de cifras inéditas en el Perú.
El poderoso impulso en la actividad minera está alimentando mayores recursos para inversión pública, la cual ha crecido un gigantesco 590% entre el 2007 y el 2015. La inversión pública de los municipios de la región aumentó de 28 millones a 406 millones de soles y la del gobierno regional de 58 millones a 244 millones de soles.
Otro aspecto que destaca en Apurímac es la exitosa fórmula del fondo social generada con las inversiones. En efecto, parte de los recursos obtenidos por el Estado en el proceso de concesión del proyecto minero a través del Fondo Social Las Bambas ha sido destinado en favor de la población. El Fondo Social ha ejecutado 121 millones de soles, con una cartera de 84 proyectos sociales.
Del total de proyectos sociales, 33 correspondieron a agua y saneamiento, 21 a educación, uno a salud, tres a energía y 26 a fortalecimiento de capacidades en generación de empleo en favor de la población. Es decir, efectivamente el proyecto minero está compartiendo la generación de la riqueza con la población.
Señala, que el Fondo Social Las Bambas tiene un alto nivel de ejecución de los recursos entre los fondos sociales del país, con un 91,7%. Asimismo, el adelanto de parte del canon ha permitido financiar proyectos de inversión pública de manera temprana.
Carranza manifiesta que, en los siguientes años el pueblo apurimeño puede avanzar por la senda de la prosperidad, pero debe vencer algunos obstáculos que van desde las protestas anti mineras radicales, pasando por mitigar los impactos negativos que pueda tener la operación minera, hasta una buena gestión pública a nivel local. Para ello se requiere un trabajo coordinado de todos los actores políticos y sociales de la región.
Esta labor debe ser liderada por el gobierno regional para trabajar una agenda de prosperidad que permita utilizar los enormes recursos del canon de manera más eficiente y evitar las malas experiencias vividas en otras regiones que no supieron aprovechar las ventajas de la explotación de los recursos naturales (como sucedió en Cajamarca).
Finalmente subraya que la experiencia exitosa de Apurímac puede señalar la ruta a la prosperidad que debería recorrer el Perú.