RCR, 23 de febrero de 2022.- David Tuesta, presidente del Consejo Privado de Competitividad, exministro de Economía y Finanzas (MEF), señaló que la economía del Perú podría crecer en un 2.5% el año 2023 si es que la conflictividad social se calma definitivamente en el país. También dijo que en ese escenario el Gobierno podría impulsar la ejecución de grandes obras de infraestructura en las regiones.
“El gabinete de Boluarte tiene objetivos en torno a generar reactivación. Con Castillo no. Ahí hay un puntal que puede ayudar a que el crecimiento económico de este año no sea tan malo. Si las cosas se tranquilizan la economía pues pueda aproximar un crecimiento superior al 2.5% que no será suficiente para reducir o mejorar sustancialmente las brechas sociales, pero puede ser un primer escalón para empezar a abordar las cosas con un poquito más de optimismo para el siguiente año”, dijo a través de Red de Comunicación Regional (RCR).
Consideró que el escenario en general es incierto, pero observó que ahora el escenario está un poco más calmado que hace unas semanas. “El Congreso prácticamente ya dejó de lado el tema del adelanto de elecciones. Además, el escenario está un poquito más calmado, se va ampliando el espacio para que la presidenta Boluarte permanezca más tiempo hasta el 2026. Si esto es así, hay espacio para que el Ministerio de Economía y Finanzas pueda empezar a empujar y liderar digamos gran parte de las labores y sobre todo en el ámbito de infraestructura”, indicó.
Sostuvo que las protestas en las regiones y en Puno en particular se deben a que los gobiernos regionales y los alcaldes adolecen de una baja capacidad de ejecución presupuestal para cerrar las brechas de infraestructura en agua, desagüe, salud, educación, etcétera. “A nivel de gobierno regional y de distrito uno se encuentra con situaciones paradójicas. Hay cerca de 200 distritos del país que tienen, por ejemplo, más presupuesto que los distritos más ricos y pudientes de Lima”, afirmó.
“Por ejemplo, San Isidro tiene un presupuesto para obras de 40 millones de soles. Hay más de 200 casi 300 que tienen más de 40 millones de soles. Hay más de 200 San Isidro pero que no se ven como San Isidro. Por ejemplo, San Marcos en Áncash tiene más de 300 millones de soles, casi ocho veces el presupuesto para obras de San Isidro, y San Marcos no se parece en nada a San Isidro y hace bastante tiempo que recibe esa cantidad anual”, expresó.
Mencionó que en Puno el distrito de Juliaca tiene un presupuesto de 80 millones de soles, dos veces más que el presupuesto de San Isidro, y Juliaca tiene casi 15 distritos que tienen más dinero que San Isidro, pero no se ejecutan las obras. “Puno, por ejemplo, tiene el récord de anemia en el país, el 70% de sus niños tienen anemia, pero deja sin ejecutar cerca de 600 millones de soles. Con una pequeña fracción terminaría el problema de la anemia, no tienen servicio de desagüe casi el 60% de la población, solo el 20% de colegios están en condiciones aceptables”, añadió.
Sostuvo que Puno es una de las regiones con mayor conflicto y los alcaldes que están protestando están felices porque no tienen que gestionar y en el peor de los casos perpetrar actos de corrupción. “Se genera un círculo vicioso. Cuando llega un alcalde se encuentra con un presupuesto importante y como no tiene capacidad de gestión se dedica a hacer proyectos pequeñitos de asignación directa. Hay proyectos que están por encima del millón de soles, que tienen que pasar por un expediente técnico y luego una licitación, pero el alcalde prefiere la asignación directa de obritas, asigna a su compadre y esta persona no culmina la obra y ahí empieza el problema, porque desaparece con el adelanto”, subrayó.