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INDEBIDA INTROMISIÓN

INDEBIDA INTROMISIÓN

El presidente Pedro Castillo fue invitado a la transmisión del mando en la hermana República de Colombia, por la cual Iván Duque entregaba la primera magistratura del país cafetalero al presidente Petro.

Se trata de acto protocolar y la invitación a jefes de Estado de países amigos constituye una antigua cortesía, la que puede ser atendida o no.  Inclusive, cuando el invitado no puede asistir, cualquiera fuese el motivo de ello, delega el honor en otra persona representativa y de alta jerarquía gubernamental.

Según la Constitución del Estado Peruano, para que el Presidente de la República se ausente del país, sea cual sea la motivación del viaje, tiene que solicitar al Congreso lo autorice, lo cual se hace por resolución legislativa, con explícita indicación de los días de ausencia y la motivación de aquella.

En el caso que tratamos, el Parlamento denegó la autorización solicitada por el Jefe de la Nación, quien nombró en su reemplazo para concurrir a la ceremonia de cambio de mando en Bogotá a la señora vice presidenta de la República y simultáneamente ministro de Estado.

Sorpresivamente la Secretaría General de la OEA, emitió un comunicado el 04 de agosto en curso, mediante el cual expresaba su preocupación por la situación política peruana e invocaba “… se tiendan puentes de diálogo y acuerdos en defensa de la institucionalidad democrática, plena vigencia de los poderes públicos y mantenimiento de la paz externa”. Hasta allí nada inusual, pues en alguna medida desarrolla los postulados de la Organización de Estados Americanos, respecto al anhelo de vivir en paz y solución pacífica de controversias.

Lo fuera de lugar del comunicado es el párrafo que dice: “impedir la salida del Presidente para asistir a la transmisión de otro país …. no contribuye a disminuir la tensión entre el Ejecutivo y el Congreso”.
No señor Almagro, el Congreso no ha impedido nada, solo ejerce la atribución constitucional de atender al pedido de autorización de viaje internacional del Presidente en ejercicio, que puede otorgarla o rechazarla.

Pues el Congreso la rechazó de acuerdo a sus facultades y ello no ha creado ningún conflicto internacional, ni de modo alguno afecta las buenas relaciones colombo-peruanas, ni menos lo que se suponía eran hasta hace un tiempo, el interés recíproco de la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, sobre todo a ambas orillas del río Putumayo que constituye gran parte de la frontera entre los dos países bolivarianos.

Desde sectores del Parlamento Nacional, se ha mencionado que el Presidente debía atender los graves asuntos nacionales, antes que estar viajando.  El autor de esta columna disiente de lo que no es más que un pretexto, dado que si el Presidente se despreocupa de los temas nacionales, seguramente estaremos mejor de si se ocupa de ellos, pues la experiencia acredita que sus decisiones, por lo general, no son las correctas.

Otros dijeron que además había peligro de fuga. Personalmente no le veo objeción, pues seguramente estaríamos mejor sin él.

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