Fuente : UNICEF
La prolongación de la pandemia de COVID-19 está agravando las desigualdades que durante tanto tiempo ha provocado la epidemia de VIH, advierte UNICEF en vísperas del Día Mundial del Sida.
Johannesburgo/Nueva York, 29 de noviembre de 2021 – Al menos 310.000 niños y niñas se infectaron por primera vez con el VIH en 2020, o uno cada dos minutos, según ha declarado UNICEF en un informe publicado hoy. Otros 120.000 niños y niñas murieron por causas relacionadas con el sida durante el mismo periodo, o uno cada cinco minutos.
El último informe de El VIH y el sida: Panorama mundial advierte de que la prolongación de la pandemia de COVID-19 está agravando las desigualdades que durante tanto tiempo ha provocado la epidemia de VIH, y está aumentando el riesgo de que los niños y niñas vulnerables, los adolescentes, las mujeres embarazadas y las madres lactantes no puedan acceder a los servicios de prevención y tratamiento del VIH que les pueden salvar la vida.
“La epidemia de VIH comienza su quinto decenio en mitad de una pandemia mundial que ha sobrecargado los sistemas de salud y ha limitado el acceso a los servicios que pueden salvar vidas. Mientras tanto, el aumento de la pobreza, los problemas de salud mental y el abuso están incrementando el riesgo de infección entre los niños, las niñas y las mujeres”, afirmó Henrietta Fore, Directora Ejecutiva de UNICEF. “Si no intensificamos los esfuerzos encaminados a subsanar las desigualdades que provoca la epidemia de VIH y que ha agravado la COVID-19, es posible que más niños se infecten con el VIH y pierdan la batalla contra el sida”.
Un dato alarmante es que dos de cada cinco niños que padecen VIH no conocen su estado, y solo algo más de la mitad de todos los niños que padecen VIH reciben tratamiento antirretroviral. Algunos de los obstáculos que impiden acceder adecuadamente a los servicios de VIH son conocidos y perduran desde hace tiempo, como es el caso de la discriminación y las desigualdades por razón de género.
Por otro lado, el informe subraya que, a principios de 2020, en muchos países se produjeron interrupciones importantes en los servicios de VIH a causa de la COVID-19. Las pruebas de detección del VIH en los niños de países muy afectados disminuyeron entre un 50% y un 70%, mientras que los nuevos tratamientos para niños menores de 14 años se redujeron entre un 25% y un 50%. Los confinamientos contribuyeron al aumento de las tasas de infección como consecuencia de los picos de violencia por razón de género, la restricción del acceso a una atención continuada y el desabastecimiento de productos básicos.
Además, en algunos países se registró una disminución significativa de los partos en centros de salud, las pruebas de VIH entre las madres y los nuevos tratamientos antirretrovirales para el VIH. Un ejemplo extremo es el de la cobertura de los tratamientos antirretrovirales para las mujeres embarazadas de Asia Meridional, que disminuyó drásticamente de un 71% a un 56% en 2020.
Si bien el uso de los servicios se restableció en junio de 2020, los niveles de cobertura siguen siendo muy inferiores a los que se registraban antes de la COVID-19, y aún no se conoce el verdadero alcance de sus repercusiones. Por si esto fuera poco, en regiones muy afectadas por el VIH, una pandemia prolongada podría perturbar aún más los servicios de atención de la salud y acentuar la desigualdad de la respuesta mundial al VIH, según advierte el informe.
En 2020, un 89% de las nuevas infecciones pediátricas por VIH y un 88% de los niños, niñas y adolescentes que padecían VIH en todo el mundo se concentraban en África Subsahariana, y la propensión a infectarse con el VIH era seis veces más alta entre las niñas que entre los niños. Además, un 88% de las muertes infantiles relacionadas con el sida se registraron en África Subsahariana.
Según el informe, a pesar de que se han logrado algunos avances en la lucha contra el VIH y el sida, los niños, las niñas y los adolescentes han seguido quedándose atrás en todas las regiones a lo largo de los últimos 10 años. La cobertura mundial del tratamiento antirretroviral para los niños sigue siendo muy inferior a la de las mujeres embarazadas (85%) y los adultos (74%).
El porcentaje más elevado de niños y niñas que reciben tratamiento antirretroviral se registra en Asia Meridional (>95%), seguido de Oriente Medio y África del Norte (77%), Asia Oriental y el Pacífico (59%), África Oriental y Meridional (57%), América Latina y el Caribe (51%) y África Occidental y Central (36%).
Otros datos relativos a 2020 que se incluyeron en el informe son los siguientes:
· 160.000 niños y niñas de cero a nueve años se infectaron por primera vez con el VIH, con lo que el número total de niños de este grupo de edad que padecen VIH ascendió a 1,03 millones.
· 150.000 adolescentes de entre 10 y 19 años se infectaron por primera vez con el VIH, con lo que el número total de adolescentes que padecen VIH aumentó a 1,75 millones.
· 120.000 niñas adolescentes se infectaron por primera vez con el VIH, en comparación con 35.000 niños varones adolescentes.
· 120.000 niños, niñas y adolescentes murieron por causas relacionadas con el sida; 86.000 tenían entre cero y nueve años y 32.000 tenían entre 10 y 19 años.
· En África Oriental y Meridional, las infecciones nuevas anuales entre los adolescentes disminuyeron un 41% desde 2010, mientras que, en Oriente Medio y Norte de África, las infecciones aumentaron un 4% a lo largo del mismo periodo.
· El año pasado, 15,4 millones de niños y niñas perdieron a uno o ambos progenitores por causas relacionadas con el sida. Tres cuartas partes de estos niños, 11,5 millones, viven en África Subsahariana. Los niños que han quedado huérfanos a causa del sida representan el 10% de todos los huérfanos del mundo, pero un 35% de todos los niños huérfanos vive en África Subsahariana.
“Si queremos reconstruir un mundo mejor después de la pandemia, es imprescindible ofrecer respuestas que estén basadas en pruebas y centradas en las personas, que fomenten la capacidad de resiliencia y que sean sostenibles y, por encima de todo, equitativas”, afirmó Fore. “Para subsanar las brechas, esas iniciativas deben llevarse a cabo a través de un sistema de atención de la salud más fuerte y la participación significativa de todas las comunidades afectadas, especialmente las más vulnerables”.