Fuente: El Comercio
Después de proclamar el año pasado la victoria sobre el grupo yihadista Estado Islámico, Irak ahora lleva adelante un conferencia internacional de donantes en Kuwait
Kuwait. Tras décadas de guerra, Irak quiere empezar un profundo proceso de reconstrucción del país, una oportunidad atractiva para empresas de todo el mundo pero que implica numerosos riesgos, apuntan los expertos.
Después de proclamar el año pasado la victoria sobre el grupo yihadista Estado Islámico (EI), Irak quiere reunir 88.000 millones de dólares para reconstruir el país, un proyecto colosal que empezó a tomar forma esta semana en una conferencia internacional de donantes celebrada en Kuwait.
«El interés de los inversores existe, en gas, petróleo, energías renovables, transportes, pero no basta», apunta el experto libanés Mohamed Alem, cuyo despacho de abogados asesora a empresas extranjeras que quieren invertir en Irak.
Aún así, subraya los «esfuerzos» de Irak en materia de gobernanza económica, protección de contratos e de inversiones.
Prueba de ello es que el Gobierno Iraquí ha multiplicado sus promesas en Kuwait para que las empresas extranjeras puedan crear filiales locales, beneficiarse de ventajas fiscales o de exoneraciones de derechos de aduana y convertir así el país en «business friendly».
«Es la imagen que quieren dar, de seguridad. ¿Pero es una intención o una realidad? Habrá que esperar un poco para ver las cosas más claras», asegura Carlo Cappello, director general de CC Consulting, una compañía francesa especializada en la construcción de terminales de aeropuertos.
Irak también se comprometió a respetar las decisiones internacionales en caso de contenciosos económicos y a facilitar las transferencias de fondos.
– Luchar contra la corrupción –
Pero queda mucho por hacer, en particular en lo que concierne a la lucha contra la corrupción, un mal endémico en Irak, incluido en la lista de los diez países más corruptos del mundo, según la oenegé Transparency International.
«Tenemos que luchar contra ella pero no hay una fórmula mágica. Necesitaremos tiempo», reconoce el presidente de la Comisión Nacional de Inversiones iraquí, Sami Al Araji.
Este alto responsable económico del gobierno reconoce que existe «algo de riesgo» para invertir en Irak pero que es un riesgo «calculado», porque se trata de un país rico en petróleo.
Otro de los grandes obstáculos para invertir en Irak es la falta de financiación de los bancos iraquíes, lastrados por años de guerra y la caída del precio del petróleo.
«Se trata de un gran problema. Los bancos iraquíes no están bastante desarrollados, no responden a los estándares internacionales», revela Ahmad Al Sader, consejero financiero de la compañía kuwaití Bukhamseen Group Holding.
Para evitar el problema, el gobierno propone a las empresas acuerdos público-privados.
Es el caso de las empresas que construirán o reconstruirán aeropuertos en el país, que tendrán que comprometerse a explotarlos durante 20 o 30 años, un riesgo importante teniendo en cuenta que nadie sabe cómo evolucionará el tráfico aéreo en el país.
«Habrá que buscar socios privados lo bastante valientes como para poner en marcha este tipo de obras, es prematuro», afirma Carlo Cappello.
Igual que CC Consulting, la compañía inmobiliaria francesa Matière ya está invirtiendo en Irak, donde construye un puente que cruza el Éufrates en la localidad de Nasiriya (sur) pero tiene que luchar contra los impagos.
«Por el momento estamos esperando, porque no hay financiación. Hay listas de proyectos, centenares de puentes por reconstruir, pero si se trata de trabajar y que no te paguen preferimos no trabajar», dice Shawki Djuni, responsable de exportaciones de la empresa.