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LO HUMANO Y LO JURÍDICO

LO HUMANO Y LO JURÍDICO

Por Ántero Flores-Aráoz

Respecto a la prisión preventiva ordenada a Keiko Fujimori, quisiera hacer el distingo entre lo humano y lo jurídico, pues es un asunto que ha centrado la atención de la mayoría de los peruanos y a lo que adicionalmente la prensa le ha dado difusión pocas veces antes vista.

En el tema jurídico, es más que evidente, que por no ser matemáticas, puede haber diversas interpretaciones, aunque por lo general, sin tratar el tema concreto, se considera que hay que revisar la normatividad legal (aunque más parece letal) sobre la detención preliminar y la preventiva, en que se aprecian excesos, con olvido de la presunción de inocencia, del derecho a afrontar el proceso en libertad, del carácter extraordinario de la medida y, que no se trata de un pre juzgamiento, que a veces parecería linchamiento o ajusticiamiento (pueden escoger).

El tema humano es más preocupante que el jurídico, pues siendo termómetro de opinión las redes sociales, hemos percibido destilación de odio cuando se conoció la medida judicial de la detención o encarcelamiento preventivo de la persona a que nos referimos, esto es, tenerse que afrontar el proceso en carcelería.

Decimos odio, pues es difícil calificar los sentimientos vertidos por mucha gente en las redes, en que claramente se solazaban con el sufrimiento de quien había recibido en la práctica una sanción previa a juicio.  No era enojo con la jefa de una agrupación política mayoritaria en el Congreso, opuesta desde el inicio del actual quinquenio gubernamental al Ejecutivo, lo que podría ser comprensible, sino odio, quizás abonado por el hecho de ser la hija de quien durante una década se comportó políticamente con autoritarismo, antes que ejercicio legítimo de la autoridad.

Ya el colmo de los colmos fue leer en redes, frases tan perversas como “esta noche celebramos el día de la canción criolla, el Halloween y la prisión de Keiko”.

Nos preguntamos ¿dónde quedaron los sentimientos frente a quienes sufren? ¿dónde se perdieron las enseñanzas cristianas de considerar al afligido? ¿dónde terminaron los principios de solidaridad, con prescindencia o no de culpa, ante la adversidad?

Realmente, penosas reacciones de personas que se supone son civilizadas, que seguramente tienen familias, pero que no pueden apreciar los sufrimientos ajenos, con o sin causa, pero donde también quedan involucradas hijas, esposo y padres.

Puede no haber simpatía, que tampoco la tiene el autor de esta columna respecto a la agrupación política de la cual es líder la señora Fujimori, pero de allí a manifestarse con odio y haciendo chanza del mal ajeno, realmente es inconcebible, demostrándonos que siempre habrá algo más de que sorprendernos, y esta vez fue la falta de humanidad de quienes se alegran del mal ajeno.  

   

 

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